[VIDA] Todo el mundo tiene algo que decir

Sentado en un banco en una ciudad cualquiera observaba el pasar de la gente. A mi lado se sentó un viejete con unas gafas enormes, con boina de cuadros y en sus orejas colgaban unos audífonos. Sin darle mayor importancia seguí pasando las hojas del periódico con gran rapidez. En ese momento me sentí observado. El viejo me estaba mirando mientras se llevaba el dedo a la boca indicándome que no hiciera ruido. Bastante molesto le dije:

- ¿Qué pasa?
- y él me contestó: ¿No lo oyes?
- Oir ¿Qué? - le repliqué.
- A la gente. Todo el mundo tiene algo que decir. ¿Ves a esa pareja de allí? Desde que me he sentado, ella está intentado explicarle los beneficios de hacer ejercicio y llevar una vida sana. Sigue observando y verás.



Así lo hice toda la tarde, observé y escuché a la gente, y esa misma noche cuando llegué a casa, mi mujer me preguntó por lo que había estado haciendo esa tarde, a lo cual la respondí:

- He aprendido a cultivar lechugas, a predecir el tiempo observando las aves e incluso he aprendido alguna palabra en lenguaje de signos para comunicarme con los sordos.
- Vaya, ¿Has aprendido algo más?
- Sí, a escuchar a la gente, porque todo el mundo tiene algo que decir.

Desde aquel día, cada vez que paso por un banco y veo a un anciano observando a la gente, lo miro con cariño y digo para mí “¿Cuanto has aprendido hoy?".

© idexxa (Texto y Fotografía)