[DES] Breves notas tras el cierre de JeSúS Club.
que sólo iba de paso.
Nos despedimos con melancolía.
Y se va para siempre.
“Oir la luz”. Eloy Sánchez Rosillo.
Supongo que todo en la vida llega y de diferentes maneras suele irse. A veces todo eso se va sin hacer ruido, dejando atrás bagaje de huellas que generalmente se dirigen hacia ninguna parte. También ocurre que se van sin desaparecer del todo, más que nada porque no es posible de un plumazo hacer como que nada pasó. Supongo, porque me paso los años suponiendo, no me queda otra alternativa, digo que supongo que para todas las idas y venidas hay razones sobradas como para dejarlas reposar en el devenir de los tiempos.
Se va aprendiendo con el paso de las estaciones ha tomarse los principios y finales, los adioses y despedidas y toda esa mierda literaria, como el que se toma el camino largo y pesado recorriendo una carretera secundaria.
No resulta sencillo, así todo, levantar una mano en la que uno no se reconoce para simbolizar que algo ha terminado, o está a punto de terminar. De todas maneras, los hilos telefónicos de la memoria muestran su cara para privilegiar en los escalones del recuerdo a todas esas cosas que un buen día deciden emprender un nuevo rumbo.
¿Dónde quiero fijas mis ojos, dónde dejar plasmado mi agradecimiento existencial ahora que los pliegos que han sostenido un sueño engendrado hace quince años se evaporan en la noche? Decididamente no lo tengo claro, pero como todo en la vida, sin claridad suficiente la luz duele, pero a veces se llega casi a oír si uno presta atención.
Sólo puedo recordar, pues son luminosas las horas del recuerdo, fogonazos de aeropuertos, de viajes y calor, todos ellos iluminados por algo parecido a un polígono industrial. Pero ojo, que vuelvo a desviarme y quiero por una vez aterrizar este discurso.
Hubo un tiempo, en el que Denver soñaba despierto, con todo un mundo por delante, en el que June comenzó a reconocer los astros, en el que Apollon hizo lo posible por buscar aquello que no le contaron. En ese tiempo, todos ellos hicieron un esfuerzo por mantener el estandarte de la libertad con dignidad ante los vientos cambiantes. Esa libertad que simbolizaba la juventud, la crítica haciendo uso de la palabra, la revolución encabezada por los besos y la pasión de unos jóvenes que empezaban a serlo. Hubo un tiempo de cambio, de encarar la edad con gallardía, un tiempo que se resistía a morir en medio de un desierto.
En esos años primeros uno se imaginaba las despedidas desde la oportunidad de comenzar algo nuevo, distinto, esperanzador y cargado de futuro. En esos años primeros uno no podía ni por un momento imaginar como los adioses pueden desterrar de un plumazo los sueños de los hombres. En esos años primeros, Denver dijo que te dejaría entrar en sus sueños si le dejabas entrar en los tuyos. Y como no podía ser de otra manera, cumplió con su palabra.
Muchas gracias.
© Gabriel Esmero
Etiquetas: Literatura
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