Gremlins

Esta semana recurro de nuevo a mi colección de DVD’s, rescatando una de esas películas míticas que hemos visto todos los miembros de mi generación (los nacidos en los últimos 70 y primeros 80). Dado que por entonces sólo existía una cadena de televisión, todos nosotros poseemos la misma herencia cultural en lo que a la caja tonta se refiere.

Escrita por Chris Columbus, dirigida por Joe Dante y producida por Steven Spielberg, “Gremlins” se estrenaba en 1984.


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A Chris Columbus quizá lo recordéis como director de las dos primeras entregas tanto de “Solo en Casa” como de la franquicia de Harry Potter, pero en los años 80 era un cotizado guionista de cine infantil/juvenil. Suyos son los guiones de “Los Goonies”, “El Secreto de la Pirámide” y, por supuesto, las dos películas de “Gremlins”, todas ellas pertenecientes a esa “herencia cultural” a la que me refería antes. La verdad es que la calidad del cine familiar de hoy es bastante inferior.

Joe Dante comenzó como director de películas de terror (“Piraña”, “Aullidos”, “En los Límites de la Realidad”…). De hecho, la idea inicial de “Gremlins” era rodar una historia de terror, pero tanto Dante (deseoso de cambiar de registro) como los ejecutivos de Warner decidieron dar a la película un estilo de comedia juvenil. El paso del tiempo ha demostrado lo acertado de esta decisión. A partir de entonces, la carrera de Joe Dante ha seguido por el mismo camino. En 1985 dirigió “Exploradores”, con Ethan Hawke y River Phoenix (por entonces unos críos). Supongo que algunos de vosotros recordaréis a aquellos tres amigos que se construían una nave espacial para encontrarse con unos extraterrestres en pleno espacio. Después vendrían “El Chip Prodigioso”, “Gremlins 2”, algún episodio de “Cuentos Asombrosos”, y la más reciente “Pequeños Guerreros”…

De Steven Spielberg creo que ya habréis oído hablar. Por entonces se encontraba en la cresta de la ola: habían pasado dos años desde el estreno de “E.T. el Extraterrestre”, tres desde “En Busca del Arca Perdida” y se acababa de estrenar “Indiana Jones y el Templo Maldito”. Vaya, decididamente el cine de hoy es MUY inferior.

Bueno, como hemos dicho antes, el primer guión que se encargó a Chris Columbus era una historia de terror, habiéndose contratado incluso a uno de los jóvenes directores más prometedores del género, pero de común acuerdo se decidió dar a la película un toque de comedia familiar, y es que resulta más rentable una película para toda la familia que una película sólo para el hijo.

La historia comienza en Chinatown. El señor Randall Peltzer, una versión americana del profesor Bacterio, quiere regalarle una nueva mascota a su hijo Billy por Navidad. El animalito en cuestión es modelo peluche, con unos ojazos sólo superados en tamaño por sus orejas, y en conjunto resulta monííííííísssssssimo, que dirían varias amigas mías. Pertenece a la especie “Mogwai”, una palabra que en chino cantonés significa “demonio” o “gremlin”. Para los americanos y británicos, un gremlin es una criatura imaginaria a la que se responsabiliza de todas las averías que quedan sin explicar. Se cree que los primeros en emplear este término fueron los mecánicos de aviación del bando aliado en la Segunda Guerra Mundial. El equivalente en España sería “duende”.



El mosqueo viene cuando nos enteramos de que han de respetarse tres reglas:

“Que no le dé la luz. Odia la luz brillante, sobre todo la del sol. Le mataría”
“Que esté lejos del agua. Que no se moje.”
“Pero lo más importante, lo que nunca debe olvidar es que, por mucho que llore, por mucho que suplique, nunca, nunca debe comer después de medianoche.”

En ese momento todos nos damos cuenta de que sólo se nos han explicado los efectos de infringir la primera regla, y es para cumplir con el tópico de que sepamos ya cómo se habrá de matar a los bichejos. Sin embargo, los efectos de las otras dos permanecen aún ocultos, aunque todos sabemos que más tarde o más temprano acabaremos enterándonos.

Efectivamente, pocos minutos después sabemos que el mogwai, bautizado con el nombre de Gizmo, se multiplica con el agua. Por supuesto, los peluches nuevos tienen más pinta de malos, para que nos vayamos temiendo lo que pasará más tarde. Y es que los peluches comen después de medianoche y se transforman en unos hombrecillos verdes que tienen la fastidiosa manía de romperlo todo. Aquí aparece una de las variaciones del guión de terror original. La idea era que el propio Gizmo se convirtiera en un bicho malo y luego se multiplicara, pero con el cambio de estilo que se le quería dar a la peli Steven Spielberg argumentó que Gizmo era demasiado mono para mantener la idea original. Por cierto, Spielberg hace un cameo en la convención de inventores. Es el que lleva una pierna escayolada y se pasea en una silla de ruedas con televisor y banderitas yanquis.

La primera persona que se enfrenta a los nuevos monstruitos es la madre de Billy, que se carga a unos cuantos. En el primer guión, la señora Peltzer moría decapitada a manos de un gremlin. En la versión definitiva, Billy decapita a un gremlin que está atacando a su madre. Después, cuando parece que la amenaza está a punto de ser neutralizada, el monstruo jefe se arroja a una piscina, con lo que estamos peor que al principio. Comienza una orgía de destrucción sin límites, donde tenemos que destacar la divertidísima escena de la taberna. Cuando los protagonistas consiguen huir y refugiarse, los gremlins se meten en el cine y se ponen a ver “Blancanieves”, otro de los momentos más graciosos de la película. Por supuesto, tenemos duelo final con el gremlin jefe, tras haber aniquilado a toda su pandilla. Estupenda la secuencia de los grandes almacenes, con el bichejo manejando armas varias y Gizmo acudiendo al rescate en un coche de juguete.




La película tuvo una segunda parte, “Gremlins 2: La Nueva Generación”, estrenada en 1990. Se aprecia claramente el adelanto producido en la industria de los efectos especiales, con mayor cantidad de gremlins, todos ellos mucho más elaborados y con menos pinta de muñeco que los originales. Para mí es una de las pocas ocasiones en que la secuela supera al original (que ya de por sí era muy bueno), yendo un paso más allá. Un edificio totalmente invadido por la tecnología era el terreno ideal para dar rienda suelta a la capacidad destructiva de la nueva generación de gremlins.

En resumen, “Gremlins” es una película divertidísima para toda la familia, que cuenta con una segunda parte aún más desternillante, y de la que inexplicablemente no se ha rodado alguna continuación más en los últimos 15 años.

© Zineman