[Cine] Constantine

Tras tanto hablar de los Oscar, vamos a tomarnos un descanso de más o menos un añito a partir de ya. Hablemos un poco de “Constantine”, estrenada hace semana y media.


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John Constantine es un personaje de cómic creado por el famoso guionista Alan Moore (“Desde el Infierno”, “La Liga de los Hombres Extraordinarios”, “The Watchmen”, “V de Vendetta”), y que luego ha pasado por las manos de otros guionistas y dibujantes. Comenzó como secundario en “La Cosa del Pantano”, pero con el tiempo consiguió su propia publicación, “Hellblazer” (que viene a significar algo así como “el que trae el infierno”).

Constantine es un tipo tan complejo como fascinante. Posiblemente el más poderoso mago vivo (y no hablamos de trucos de cartas, sino de brujería pura y dura), su vida está marcada por la tragedia y el dolor. Nació en Liverpool en 1953, en el seno de una familia humilde. Cuando todavía estaba en el útero materno, su cordón umbilical estranguló a su hermano gemelo. Su padre mató a su madre intentando provocar un aborto, y culpó injustamente de ello a John. En ese ambiente tan hostil se fueron desarrollando las habilidades mágicas de Constantine, al tiempo que se iba viendo cada vez más enredado en una serie de terroríficos enfrentamientos con las fuerzas oscuras. Peleando contra los demonios más peligrosos del Infierno, Constantine ha perdido a más de un ser querido, y es que ser amigo o pariente suyo es peligroso, muy peligroso.

El arco argumental en el que se basa la película se titula “Hábitos peligrosos”, y consta de seis números. Comienza cuando a Constantine se le descubre un cáncer de pulmón en fase terminal, presuntamente causado por los treinta cigarrillos que ha fumado diariamente en los últimos veintipico años. El caso es que, debido a los pecados que ha cometido durante su vida, Constantine está condenado irremediablemente al Infierno, y el Diablo le está esperando con impaciencia y muy malas intenciones. A lo largo de la historia veremos cómo el mago lucha por encontrar la manera de salir airoso. Es un cómic alucinante, os lo recomiendo.

Por supuesto, la versión cinematográfica de Constantine suaviza mucho los aspectos más sórdidos del cómic (en el que el mago se comporta a menudo como un auténtico bastardo), y además cambia su nacionalidad inglesa por la estadounidense. También tiene cáncer de pulmón y está a punto de morir e ir al Infierno, pero su condena viene provocada por un intento de suicidio (pecado mortal) que cometió de joven, cuando sus poderes le atormentaban hasta la locura. A su lado tenemos a una policía que investiga el aparente suicidio de su hermana gemela, con la que Constantine colabora mientras intenta buscar una solución para su problema. En pocas palabras, se toma el mismo punto de partida del cómic y a partir de ahí se monta una historia distinta, con un John Constantine bastante más formalito, con cierto aire detectivesco. Eso sí, hay algunos guiños a “Hábitos Peligrosos”, algunos de ellos muy importantes para la resolución de la trama, por lo que no los mencionaré.

La película posee una estética muy a lo “Matrix”, y no sólo por el hecho de contar con Keanu Reeves como protagonista. Su forma de vestir cambia el habitual amarillo de su gabardina por el negro, la acción transcurre fundamentalmente de noche, las localizaciones son muy similares a las de “Matrix” (discotecas, rascacielos,…) y las escenas de acción ya os las podéis imaginar (no tienen cámara lenta, que va).



Como película de acción/intriga es muy entretenida, pero aquellos que sean fieles seguidores del cómic van a encontrar una adaptación muy libre de las aventuras de su antihéroe favorito. Lo cierto es que el cómic es muy bueno, pero la historia quizá sea algo corta para hacer una película, así que me parece bien la decisión de tomar la idea del personaje y proporcionarle una aventura distinta, con esos guiños al cómic que he mencionado antes. También ha habido que hacerla muy visual, con paseos por el Infierno incluidos, porque una película necesita la fuerza que le pueden dar este tipo de escenas, y la necesita bastante más que un cómic. Tal vez podamos criticar algunos hechos puntuales, como el plagio inconfeso a “El Exorcista” que tenemos al principio (se lo podrían haber currado un poco más para que no cantase tanto), o el excesivo uso de artilugios del que hace gala Constantine (se supone que el poder lo debería tener él, no los objetos a los que recurre), especialmente la escopeta o metralleta que saca cerca del final.

En lo referente al trabajo actoral, no es una película en la que haya muchas oportunidades de lucirse. Keanu Reeves vuelve a interpretar a Neo pero sin gafas de sol, Rachel Weisz se limita a seguirle y alucinar con la rutina diaria de Constantine. Peter Stormare (el nihilista de “El Gran Lebowski”, el astronauta ruso de “Armageddon”, el médico chiflado de “Minority Report”) hace un papel pequeño como Lucifer, para mi gusto algo exagerado, pero me vale. Dirige un debutante, Francis Lawrence, que viene del mundo del vídeo-clip. Generalmente, cuando pones a un director de vídeo-clips a dirigir una película, lo habitual es que le salga otro vídeo-clip, pero aquí no se nota demasiado (afortunadamente). El guión no está mal, teniendo en cuenta que es de los mismos autores de “Suburban Commando”, “Glimmer Man” y “Cazadores de Mentes”. Por cierto, después de los créditos finales hay una escenita corta, por si os apetece quedaros. Tampoco es que sea vital para la comprensión de la historia…



En fin, si queréis pasar un rato entretenido en el cine y asomaros un poco al mundo de John Constantine, esta es vuestra película. Quizá luego os pique la curiosidad y queráis leer el cómic. Recordad: se llama “HellBlazer”, y la historia que ha inspirado esta película se titula “Hábitos Peligrosos”.

© Zineman