[Cine] Quills

Cerramos la primera quincena de junio recurriendo de nuevo al DVD, con un ojo puesto en los estrenos que se avecinan a partir de la semana que viene y que en principio no tienen mala pinta. Mientras se acerca ese momento, hablamos de “Quills”.

Philip Kaufman es uno de esos directores y guionistas que se prodigan poco, ya que prefieren tomárselo con calma a la hora de escoger proyectos y asegurarse de que sean verdaderamente interesantes. A sus 68 años, apenas ha escrito y/o dirigido una docena de películas. Como guionista, ha participado en películas como “El Fuera de la Ley” o “En Busca del Arca Perdida” (suya fue la idea de tomar el Arca de la Alianza como objeto central de la película). En su carrera de director figuran títulos como “La Invasión de los Ultracuerpos”, “Elegidos para la Gloria”, “La Insoportable Levedad del Ser”, “Henry & June” o “Sol Naciente”, en cuyos guiones también participó.

En el año 2000 su camino se cruza con el de Doug Wright, un escritor que se había interesado por el Marqués de Sade varios años antes, cuando le regalaron una biografía del personaje. Durante toda una década se dedicó a investigar la vida del Marqués, descubriendo también la historia del doctor Royer-Collard, un médico al que Napoleón encargó la misión de encontrar un remedio para la locura del perverso escritor. Tomando esta idea como base, Wright escribió la obra de teatro “Quills”, en la que se entremezclan hechos reales de la vida del Marqués y sucesos ficticios. Obtuvo un gran éxito de crítica y ganó varios premios, por lo que era sólo cuestión de tiempo el que alguien se diese cuenta del enorme potencial cinematográfico de la historia.


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La elección del reparto es simplemente perfecta. “Quills” es una de esas películas en las que parece que cada actor ha nacido para interpretar ese papel en concreto. Geoffrey Rush es el retorcido Marqués de Sade, una extraña aunque equilibrada mezcla de caballerosidad y perversidad; Joaquin Phoenix interpreta al Abbe du Colmier, un inocente y bienintencionado sacerdote que padece las continuas burlas del Marqués; Kate Winslet es la joven lavandera Madeleine LeClerc, objeto de deseo de Sade; y Michael Caine interpreta al desalmado y tiránico doctor Royer-Collard. Sus interpretaciones son absolutamente magníficas. La cuidada ambientación hace el resto.



El personaje del Marqués de Sade suscita gran cantidad de reflexiones. “Quills” no es la primera película que se enmarca en una sociedad corrupta de doble moral, acentuada por un contexto histórico donde el corsé no se aplicaba únicamente al vestuario. El Marqués detesta las hipócritas costumbres de sus conciudadanos, y decide poner el dedo en la llaga con sus relatos pornográficos. El rechazo social es absoluto, pero en la clandestinidad las ventas de sus libros son altísimas. Sin embargo, el emperador no está dispuesto a permitir la proliferación de semejante literatura, por lo que asigna el tratamiento de la locura del Marqués a uno de los médicos más “expeditivos” del país. El objetivo es conseguir que Sade deje de publicar, para lo que debe dejar de escribir. Esto obliga al Marqués a idear continuamente nuevos métodos de escritura.



El resultado es un melodrama con la dosis justa del ácido sentido del humor de Sade, reflejando el eterno conflicto entre moralistas y extremistas, con el siempre presente grupo de humanistas entre los dos fuegos. El contraste arte-obscenidad, ciencia-religión es constante, y la película se pone disimuladamente de parte del Marqués para defender la libertad de pensamiento.

Una de las cosas que puede llegar a preocupar al espectador es el hecho de que afronte la visión de esta película pensando en lo malo malísimo que es el Marqués de Sade, para luego descubrir que se trata de una historia sorprendentemente divertida. Tal vez el guión sea algo previsible, pero cuenta con unos diálogos realmente brillantes que hacen de “Quills” una película muy recomendable para aquellos que quieran probar algo distinto de lo habitual.

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