[Cine] La Morada del Miedo

La casa de los DeFeo es adquirida por la familia Lutz. 28 días después de mudarse, los Lutz abandonan la casa corriendo como alma que lleva el diablo, alegando que está poseída por varios espíritus malignos. Antes de salir por pies, un sacerdote intenta exorcizarla, pero la casa (sí, sí, la casa) le grita “¡LÁRGATE DE AQUÍ!”.
No tarda en publicarse un libro, “The Amityville Horror”, que narra las desventuras de los Lutz. En 1979 llega su adaptación al cine: “Terror en Amityville”, protagonizada por James Brolin (el barbas de “Hotel”) y Margot Kidder (la novia de Superman). Después vendrían una secuela oficial, otra no oficial y otras cinco estrenadas directamente en vídeo.


Ahora se estrena el remake de la primera película, con el (extraño) título de “La Morada del Miedo”, protagonizada por Ryan Reynolds (“Blade: Trinity”) y Melissa George (“Alias”). Dirige Andrew Douglas, un perfecto desconocido. El argumento es sencillo: tras la matanza de Ronald DeFeo (poseído por los espíritus malosos de la casa, claro), los Lutz compran la casa y se mudan. Entonces empiezan a producirse varios sucesos paranormales: apariciones, posesiones, cosas que se mueven, sueños inquietantes, etc.

El problema que tienen las películas de terror estrenadas en los últimos años es que son todas iguales. Desde que “El Sexto Sentido” resucitara el género, allá por el 2000, hemos sufrido una continua avalancha: “The Haunting”, “House on Haunted Hill”, “Los Otros”, “La Casa de Cera”, etc, con una gran profusión del remake. El cine asiático nos sorprendió con “The Ring”, pero todas las películas que nos han llegado después son burdas fotocopias de ella. Incluso ha habido lugar para la parodia, con la saga “Scary Movie”.
Cuando fui a ver “La Morada del Miedo”, me esperaba otro clon. En cierta medida, eso fue lo que me encontré, pero debo reconocer que no me causó una mala impresión. Es una película aceptable, por encima de la media, que recurre a bastantes tópicos pero sin abusar demasiado de ellos. Tiene algunas escenas bastante buenas, como la de la niñera encerrada en el armario, y otras más corrientes, con fantasmas modelo “Gollum” que aparecen sin venir mucho a cuento. También aparece la famosa escena del sacerdote, y se incluye una sencilla explicación para la maldición que pesa sobre la casa. Quizá le podamos echar en cara la inclusión de algunas escenas bastante repetitivas.

Sé que hay mucha gente que no soporta las películas de miedo precisamente por eso, porque dan miedo. Pero es que ese es exactamente el objetivo de la película. Al igual que las películas de risa son para reírse, hay gente que disfruta con el yuyu que le dan estas cosas. Luego se pasan diez días encendiendo todas las luces de la casa, sin abrir armarios ni mirar debajo de las camas. “La Morada del Miedo” no es ninguna obra antológica del género (ni mucho menos), pero puede conseguir todo eso.
Gran parte del miedo que pueda causar esta película viene provocado por ese halo de historia “real” que se nos quiere vender desde hace más de treinta años. Libros, películas, páginas web… Todo se vende mejor cuando se le añade morbo, ¿verdad? Y si no, que le pregunten a los de “El Proyecto de la Bruja de Blair”. En fin, vamos a desmontar un poco la parafernalia creada en torno a Amityville.
Ronald DeFeo Sr. trabajaba en el concesionario Buick de su suegro. El negocio había marchado bastante bien, lo que le había procurado una desahogada situación económica. Esto le permitió comprar una casa colonial en Amityville, con dos plantas y un ático, a la que se mudó con su familia. Bautizaron la finca con el nombre de High Hopes.
En el plano personal, DeFeo era un hombre autoritario, especialmente con su hijo mayor, Ronald Jr., al que todos llamaban Butch. Las discusiones entre ambos eran bastante frecuentes. La adicción de Butch a las drogas no contribuía a mejorar la situación.

Dos semanas antes de los asesinatos, Butch, al que su padre había conseguido un trabajo en la empresa familiar, recibió el encargo de depositar más de 20.000 dólares en el banco. El dinero nunca llegó a su destino: Butch y un compinche amañaron un atraco para quedárselo. Ronald Sr. no llegó a informar a la policía de sus sospechas, pero en el fondo sabía muy bien lo que había sucedido. Durante la inevitable pelea con su hijo, Butch le aseguró que le mataría.
El 13 de Noviembre de 1974, entre las 3:00 y las 3:15 de la mañana, Butch DeFeo cogió un rifle y asesinó uno por uno a todos los miembros de su familia: su padre, su madre, sus dos hermanos y, por último, sus dos hermanas. Después se duchó, se arregló la barba, se vistió, recogió la ropa ensangrentada y el rifle y se fue a trabajar. Durante el día, llamó varias veces a su casa, siempre delante de testigos, fingiendo extrañeza porque nadie contestaba. También estuvo con su novia y con un amigo, bebiendo e inyectándose heroína. A media tarde hizo una entrada teatral en el bar, en plan Oh-Dios-mío-han-matado-a-mi-familia.
La investigación de la policía señaló enseguida a Butch como principal sospechoso, y el joven no tardó en confesar. El juicio tuvo lugar aproximadamente un año después de los asesinatos, y la defensa solicitó la absolución, alegando locura. El jurado emitió un veredicto unánime de culpabilidad, y Butch DeFeo fue condenado a cadena perpetua, debiendo cumplir un mínimo de 25 años. Actualmente sigue en prisión como se puede ver en la foto de arriba.
El libro de Jay Anson, “The Amityville Horror”, relata el día a día de la familia Lutz en High Hopes, desde el momento en que pusieron el pie en la casa hasta el instante en el que salieron corriendo. Se convirtió en un best-seller, y el salto al cine, como he mencionado antes, no se hizo esperar. Hasta aquí todo da mucho miedo, pero…


Siempre hay un pero. El libro se olvida de explicar que en febrero de 1976, poco tiempo después de su espantada, George Lutz pidió al doctor Stephen Kaplan, uno de los parapsicólogos más respetados de los Estados Unidos, que investigara los sucesos del 112 de Ocean Avenue. Kaplan escribió un libro con sus conclusiones, titulado “The Amityville Horror Conspiracy”. Ya se empieza a ver por dónde van los tiros, ¿verdad?
Estas son algunas de las conclusiones de Kaplan:
- Stephen Kaplan comenzó a dudar de la veracidad de los hechos desde su primera conversación con George Lutz, cuando éste le pidió que investigara el caso.
- George Lutz aseguraba que su casa estaba habitada por demonios y otros espíritus malignos. También reconocía que no sabía absolutamente nada de temas esotéricos antes de mudarse a Amityville, pero había leído muchos libros de brujería, satanismo, demonología, fantasmas, fenómenos psíquicos, etc, mientras vivía en el 112 de Ocean Avenue (¡y eso que sólo pasó allí 28 días!).
- En conversaciones con Kaplan, Lutz afirmaba haber tenido trato con Ray Buckland, un famoso brujo de la zona de Nueva York, que incluso había abierto un museo de brujería. Sin embargo, Buckland se había mudado a otro estado un año o dos antes de que los Lutz compraran la casa de Amityville. Esto contradice el punto anterior.

- En el libro se dice que toda una colección de demonios, fantasmas, duendes, gremlins, etc, habían aterrorizado a la familia Lutz: un león de porcelana cayó de una mesa y golpeó a George en un tobillo; Kathy llegó a levitar sobre su cama; George vio una imagen fantasmal de la cabeza de Butch DeFeo flotando en el sótano; las llamas de la chimenea formaron en una ocasión la imagen de un demonio; los retretes expulsaron una materia negra y viscosa; las paredes de la casa se cubrieron de una sustancia pegajosa; Kathy vio una anciana en el espejo del baño; George vio un cerdo con ojos rojos flotando en el exterior de la casa. Y sin embargo, a los espíritus les costó un mes entero conseguir que los Lutz huyeran.
- Se dice que el sacerdote que intentó bendecir la casa, el padre Mancuso, fue expulsado de la misma por una fuerza desconocida, que incluso le habló, y atacado por un enorme enjambre de moscas. Al llegar a la parroquia, presentaba estigmas en las palmas de las manos y tenía fiebre, además de percibir un tremendo hedor. En realidad, este sacerdote bendijo la casa y simplemente hizo un comentario acerca de la posibilidad de una presencia maligna. Eso fue todo.
- Se atribuyen declaraciones erróneas sobre el caso DeFeo a un sargento de policía ficticio.
Todas estas inconsistencias fueron denunciadas por el Departamento de Policía de Amityville, la Iglesia Católica, y el juez y el defensor del caso DeFeo. Incluso George y Kathy Lutz confesaron haber “exagerado” algunos de sus relatos.


Los nuevos dueños del 112 de Ocean Avenue (sí, la casa volvió a ser habitada, como se puede ver en la foto) no fueron hostigados por ningún fantasma, sino por las hordas de curiosos y chiflados de lo paranormal. La farsa de Amityville consiguió enmascarar la única tragedia real: el asesinato a sangre fría de seis personas, llevado a cabo por su propio hijo/hermano.
© Zineman
Etiquetas: Cine
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