[Cine] El Castañazo

A pesar de su título y de estar dirigida por George Roy Hill y protagonizada por Paul Newman, la película de la que hablamos hoy no tiene nada que ver con “El Golpe”, sino con el hockey sobre hielo. El Sports Illustrated la ha situado entre las diez mejores películas de deporte de todos los tiempos. Concretamente, ocupa el quinto puesto.



Reggie Dunlop es una vieja gloria del hockey sobre hielo, que apura sus días como jugador en los Charlestown Chiefs, equipo del que también es entrenador. El caso es que los Chiefs están atravesando una mala racha, y encadenan una derrota tras otra. Para colmo, la fábrica que da empleo a medio Charlestown está a punto de echar el cierre, lo que significará también el fin del equipo.

Pero Reggie ha tenido una idea. Por una casualidad, descubre que sus jugadores se vuelven especialmente competitivos cuando el juego se vuelve marrullero, así que se dedica a estimular continuamente a los muchachos. El equipo empieza a cosechar victorias. La afición, antes desencantada con el equipo, se vuelca con él y empieza a seguirlo en sus desplazamientos por el estado, abarrotando las canchas de los rivales como si se tratara de la suya propia. La guinda la pone el fichaje de los hermanos Hanson, tres de los mayores delincuentes que hayan calzado cuchillas:

- Demostrad lo que sabéis. Usad vuestro cerebro ahí en el hielo. Creo que sabemos jugar al hockey…
- ¡ESO ES! ¡A CARGÁRNOSLOS! ¡A MACHACARLOS!
- ¡NO VA A QUEDAR NI UNO VIVO! ¡HAY QUE ACABAR CON ESOS CABRITOS DE UNA VEZ!
- ¡HAY QUE MACHACARLES TODO! ¡DESTROZARLOS Y PARTIRLOS POR LA MITAD!
- Tenéis que jugar con la cabeza…
- ¡SACARLES EL HÍGADO! ¡MACHACARLOS!
- ¡NI UNO SOLO VIVO!
- ¡HAY QUE TERMINAR CON TODOS! ¡ABSOLUTAMENTE CON TODOS!

Para acabar de incentivar a los chicos, Reggie se inventa un comprador para el equipo, una mentira que se puede convertir en realidad si los Chiefs siguen con su racha triunfal y se hacen con el Campeonato de Liga Federal. Todo el mundo está encantado, a excepción del joven Ned, amante del viejo hockey, que prefiere ganar deportivamente. Mientras tanto, los Hanson siguen haciendo de las suyas, hasta con los árbitros:

- ¡No os pierdo de vista a vosotros tres! ¡Quiero un partido limpio aquí! ¡A la menor falta os expulso del…!
- ¡SUENA EL HIMNO! ¡CÁLLATE!
- …o’er the land of the freeeeeeeeee… ♫



La película es un vehículo de lucimiento para un Paul Newman en su variante más gamberra, aunque los secundarios tampoco se quedan cortos. Los hermanos Hanson están interpretados por auténticos jugadores de hockey, los hermanos Jeff y Steve Carlson y David Hanson (en sustitución de Jack Carlson, que no pudo intervenir en la película). Lógico, si juntas a los hermanos Jeff y Steve con un Hanson sustituto de Jack, entonces tienes a los hermanos Jeff, Steve y Jack Hanson. ¿Para qué darle más vueltas? Su éxito fue tan rotundo que la Universal les ofreció protagonizar su propia película, pero los tres prefirieron no tentar a la suerte y seguir con su carrera deportiva.

“El Castañazo” es posiblemente la película más macarra de finales de los 70. Tenemos un entrenador sin escrúpulos, que no duda en ofrecer una recompensa por la cabeza del capitán del próximo equipo rival… ¡durante un programa de radio!:

- Tengo que hacerles un anuncio. He prometido… Bueno, prometo desde estos micrófonos una recompensa por la cabeza de Tim McCracken, el capitán del Syracusa.
- ¿Una recompensa?
- Sí. Cien pavos de mi bolsillo para el primero de mis hombres que lo destroce.

Tampoco falta gente dispuesta a ganar ese dinero:

- Diga.
- Reggie, soy yo.
- Ah, el Asesino.
- Quiero esos cien dólares.
- Bueno, hay que ganárselos.
- Sí, eso pienso.

Y, por supuesto, los Hanson no paran:

- Sargento, ¿cuándo es el juicio?
- ¿Juicio? ¡No puede retenerlos! ¡Son unos héroes!
- ¡Criminales!
- ¡Bueno, muchos héroes comenzaron como criminales!



¿Ganarán finalmente la Liga los Chiefs? ¿Comprará alguien el equipo? ¿Acabarán todos en la cárcel? ¿O quizá serán las tres cosas a la vez? La respuesta, al final de la película, después de toda una serie de gamberradas y marrullerías al ritmo del “Right back where we started from” de Maxine Nightingale. Todo ello con la presencia constante de Paul Newman, uno de los truhanes más simpáticos de la historia del cine. Para el espectador, claro. Al equipo contrario no parece que le haga mucha gracia.

© Zineman