[Cine] Los Simpson - La Película

A finales de los años 80 nacieron los Simpson, la familia más irreverente de la historia de la televisión. El éxito del quinteto formado por Homer, Marge y sus hijos Bart, Lisa y Maggie es tal que difícilmente puede entenderse la tele de finales del siglo XX y principios del XXI. Por ejemplo, expresiones como “¡Mosquis!” o “¡Multiplícate por cero!” ya forman parte del vocabulario coloquial, y algunas de las mejores parodias de los últimos años se han visto en esta serie. Su descaro es tal que algunos políticos conservadores estadounidenses han arremetido duramente contra ella, ya que consideran que su satírica visión de la familia media yanqui es muy negativa para la imagen del país.



Digamos aquello tan manido de que a estas alturas los Simpson no necesitan presentación, pero vamos a hacer un pequeño repaso:

- Homer: el cabeza de familia. Atolondrado, glotón y borrachín. Trabaja como inspector de seguridad (¡horror!) en una central nuclear. En sus ratos libres, y a veces también en horas de trabajo, se dedica a meterse en líos, arrastrando casi siempre a alguien más.
- Marjorie, más conocida como Marge: ama de casa. Aporta una dosis de sentido común al matrimonio, y se dedica a impedir que Homer cometa tonterías, o a solucionarlas cuando no ha conseguido evitarlo.
- Bart: con diez años, es uno de los mayores delincuentes de la ciudad. Sus enemigos declarados son el director de la escuela primaria, Seymour Skinner, y su profesora Edna Krabappel (españolizada como Karapapel).
- Lisa: la oveja blanca de la familia. Inteligente, empollona, comprometida, ecologista y tremendamente repipi.
- Maggie: la pequeña de la casa. Aún gatea, usa chupete y no ha dicho su primera palabra.

A pesar de ser las estrellas de la función, los Simpson no tendrían ni la mitad del éxito que tienen sin el gigantesco elenco de secundarios que los respaldan: el abuelo Abraham Simpson; las hermanas de Marge, Patty y Selma; el vecino devoto, Ned Flanders; el barman, Moe; el campeón de borrachos del pueblo, Barney, que pasa más tiempo que los muebles en la taberna de Moe y le hace regalos por San Valentín; los compañeros de trabajo de Homer, Carl y Lenny; el jefe de policía, Wiggum, y su hijo Ralph; el alcalde, Quimby; el director de la escuela, Skinner; las profesoras Krabappel y Hoover; el bedel, Willie; el amigo de Bart, Milhouse; el empollón, Martin; el gamberro de la escuela, Nelson; el conductor del autobús escolar, Otto; el dependiente del Badulaque, Apu Nahasapeemapetilon; Krusty el payaso; el millonario propietario de la central nuclear, Monty Burns; su ayudante, Smithers; el tío raro del pueblo, Hans Topo; y muchos, muchos, muuuuuuuuuuuuuuuuchos más…



Un personaje que merece mención especial es la ciudad de Springfield, donde viven los protagonistas. Dado que en los Estados Unidos hay varias localidades con este nombre, todas ellas andan a tortas para dilucidar a quien corresponde semejante honor. Los guionistas se han encargado de desorientar siempre al personal. En un episodio se puede ver a la familia señalándolo sobre un mapa, pero siempre hay algo delante de la cámara que impide ver el sitio exacto. En otro se puede ver el carnet de conducir de Homer, que sitúa Springfield en el ficticio estado de Takoma del Norte. En la película vuelven a bromear con este tema, como se pudo ver en uno de los trailers, cuando Ned Flanders enseña a Bart los cuatro estados limítrofes al de Springfield: Ohio, Nevada, Maine y Kentucky. Los cuatro paisajes que podemos ver en la pantalla son tan dispares que mosquean, y un rápido vistazo al mapa yanqui nos demuestra que semejante ubicación es imposible.

La primera aparición de los Simpson en España tuvo lugar en los cines, con un corto proyectado durante el estreno de la segunda parte de “La Jungla de Cristal”, allá por 1990. En aquella ocasión, Homer se desesperaba intentando hacer la clásica foto de familia. Después se estrenaron en La 2 de Televisión Española, y más tarde pasaron a Antena 3, donde sus episodios han sido, son y serán repetidos hasta la saciedad. Hoy, casi veinte años más tarde, los Simpson “vuelven” al cine.

Y lo hacen con una premisa argumental inédita en toda la serie: Homer metiendo en líos a Springfield. Lo nunca visto, vamos. Debido a una crisis ecológica causada por el protagonista, la ciudad es literalmente aislada siguiendo las directrices de una agencia gubernamental, la Empresa de Protección Ambiental (EPA, Environment Protection Agency en el original). Cuando los vecinos descubren que Homer es el culpable de todo, la familia tiene que huir del pueblo, pero habrá de volver tras averiguar el resto del plan que tiene en mente la EPA, dirigida por un individuo que cada vez muestra más síntomas de trastorno mental:

- Quiero diez mil tipos duros, y después diez mil tipos blandos para que los tipos duros parezcan aún más duros.



Aunque parte del público esperaba con cierto recelo este estreno, lo cierto es que “Los Simpson” es lo suficientemente fiel a la serie como para que el espectador se sienta cómodo ante un escenario que le resulta familiar, pero también es lo suficientemente original como para evitar esa sensación de hartazgo que Antena 3 se empeña en cultivar con sus continuas repeticiones de capítulos.

La película no deja de ser un episodio largo, pero tiene sus señas de identidad. Una de ellas es el protagonismo de los Simpson, probablemente mayor que el que tienen en muchos de los capítulos de la serie, y que evita, a mi juicio acertadamente, una sobreexplotación de los secundarios. Otra, que dividirá irreconciliablemente a los espectadores, es el componente 3D, presente a lo largo de toda la hora y cuarto de metraje. Por mucho que presumieran de 2D en uno de los trailers, se nota una perspectiva de la que carecen los episodios de la serie. Habrá gente a la que le guste, y gente a la que no. A mí me da igual.

Con todo, la acogida del público está siendo muy buena, gracias a escenas muy divertidas basadas en chistes sencillos y eficaces, de los que no se intenta extraer más de lo que pueden dar de sí: la aparición de Arnold Schwarzenegger como presidente; la carrera en monopatín de Bart desnudo, producto de una apuesta con su padre; el cacao que prepara Ned Flanders; y muchas escenas más.

En resumen, tenemos una cinta ligerita, muy apropiada para estas fechas. Seguro que todos recordamos algún episodio de la serie que nos parece mejor que la película, pero el objetivo de ésta no es superar todo lo anteriormente conseguido, sino pasárselo bien, que para eso es verano.

© Zineman