[Cine] La Cena de los Idiotas
Pierre Brochant es un triunfador. Su trabajo como editor le permite disfrutar de una vida acomodada, en compañía de una esposa guapísima que le robó al que hasta entonces era su mejor amigo. Sí, amigos, Brochant es un cabrón con pintas. Tanto que su afición favorita es una cena que organiza cada miércoles con un grupo de amigos, en concreto una cena de idiotas. Cada miembro del grupo debe buscar e invitar a un idiota, con el objetivo claro y manifiesto de reírse del pobre infeliz.
Esta semana, Brochant anda algo nervioso porque no consigue encontrar ningún “ejemplar” competitivo, pero todo cambia cuando se cruza en su camino François Pignon, un funcionario divorciado que mata sus horas de soledad construyendo maquetas con cerillas. A pesar de haber sufrido una lesión de espalda durante un partido de golf, Brochant cita a Pignon en su casa. Allí empieza a darse cuenta del “potencial” de su invitado:
- Se llama Solo Leblanc.
- ¿No tiene nombre de pila?
- Ya se lo he dicho: Solo Leblanc.
- ...
- Leblanc es el apellido, y Solo es el nombre.
- Ah...
- Señor Pignon, su nombre es François, ¿cierto?
- Sí.
- Pues el de Leblanc es Solo.
- Ah...
Grave error. En pocas horas, el señor Pignon convierte la idílica vida de Brochant en una catástrofe, después de armar un lío tremendo en el que implica a su esposa, a su amante, a su antiguo mejor amigo y a un inspector fiscal.
El reparto está encabezado por Jacques Villeret y Thierry Lhermitte en los papeles de Pignon y Brochant. Francis Huster es Solo Leblanc, el antiguo mejor amigo, Daniel Prévost es el avieso inspector fiscal y Alexandra Vandernoot y Catherine Frot son la esposa y la amante de Brochant, respectivamente. Dirige Francis Veber, también autor de un guión basado en su propia obra de teatro.
“La Cena de los Idiotas” es una de las mejores comedias de la década de los 90, pero su mayor virtud es, desde cierto punto de vista, su mayor fallo. El objetivo claro y manifiesto del autor es criticar duramente la crueldad de Brochant y sus amigos, que disfrutan ridiculizando a los incautos que aceptan sus invitaciones para cenar. Sin embargo, esta crítica se ve casi totalmente eclipsada por la comicidad del señor Pignon, que acapara el protagonismo y apenas permite que el espectador deje de reír. No en vano, Villeret había realizado para entonces unas seiscientas representaciones de la obra en los escenarios franceses, y eso se nota en la película.
Sólo en la parte final, cuando la película se pone seria por primera vez, la crítica se antepone a la comedia y se hace patente el poso de amargura que se ha ido acumulando durante algo más de una hora de proyección. En esos momentos nos damos cuenta fugazmente de que, por mucho que nos hayamos reído, Brochant es un miserable. Digo fugazmente porque una comedia no puede despedirse sin un último golpe de risa, y éste no tarda en llegar y disipar el momento de reflexión.
De cualquier modo, “La Cena de los Idiotas” es una excelente adaptación que no intenta disimular en ningún momento su origen teatral, y que nos permite disfrutar de la vis cómica del ya fallecido Jacques Villeret, en el que fue probablemente el mejor trabajo de su carrera.
© Zineman
Etiquetas: Cine
2 Comentarios:
Hola Zine:
Ya es hora que pongas la mejor comedia desde la Vida de Brian. ¡Vive l'Olympic!
Ril
Pardon, ¡Vive l'Olympique!
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