[Cine] En Bandeja de Plata

Estructurada en forma de capítulos, como si de un libro se tratara, “En Bandeja de Plata” nos cuenta la historia de Harry Hinkle, un operador de cámara que se encuentra cubriendo un partido de fútbol americano y sufre un accidente laboral, motivo por el que es trasladado al hospital en ambulancia. Las radiografías muestran que Hinkle tiene una vértebra comprimida, una lesión bastante grave que puede afectar seriamente a su movilidad.
En realidad, Hinkle se encuentra perfectamente, ya que la lesión es producto de un percance que sufrió durante su infancia, y no del accidente que acaba de tener. Sin embargo, su cuñado Willie, abogado de profesión, ve la posibilidad de ganar un montón de dinero engañando a la compañía de seguros. La ex de Hinkle, Sandy, también quiere sacar tajada del asunto, y se confabula con Willie para engatusar al “accidentado”. Por su parte, los abogados de la aseguradora no se fían un pelo del cuñadísimo, y someten a Hinkle a una vigilancia constante, esperando descubrir algún posible indicio de fraude.
El reparto es obvio: Jack Lemmon interpreta al cándido Harry Hinkle y Walter Matthau al tramposo Willie Gingrich. Ron Rich es Luther “Boom Boom” Jackson, el jugador de fútbol que arrolla a Hinkle en el estadio, y Judi West es Sandy, la ex de la “víctima”. El papel de Purkey, el detective contratado por la aseguradora, corre a cargo de Cliff Osmond, al que también podemos ver como agente de policía en “Primera Plana”. Dirige Billy Wilder, con guión propio escrito en colaboración con su inseparable socio I.A.L. Diamond.

Aunque Jack Lemmon y Billy Wilder ya habían trabajado juntos en varias películas, este fue su primer encuentro con Walter Matthau. Wilder había intentado ficharlo once años antes para el papel protagonista de “La Tentación Vive Arriba”, pero el estudio rechazó su propuesta, ya que por aquel entonces Matthau era un actor desconocido. Una década después, Matthau contaba con el respaldo de una prestigiosa trayectoria en Broadway, pero aun así necesitó el apoyo de Jack Lemmon para conseguir que lo contrataran. Aunque el estudio propuso a Frank Sinatra y a Jackie Gleason, Lemmon insistió en que sólo haría la película con Walter Matthau. Este hecho marcaría el comienzo de una gran amistad entre ambos, además de su colaboración en unas diez u once películas.
No fue esta la última dificultad que Matthau tendría que superar. Ludópata acérrimo y fumador empedernido, sufrió un infarto durante el rodaje, lo que le llevó a dejar el tabaco de manera drástica y a autoimponerse una disciplina de ejercicio físico, consistente en caminar de cuatro a ocho kilómetros diarios. Perdió unos quince kilos y tuvo que vestir relleno para que el público no notase su descenso de peso. El tema de las cartas ya era harina de otro costal, y Matthau siguió jugando durante el resto de su vida, llegando a estimar un balance de unos cinco millones de dólares en pérdidas. Dado que era un bromista incurable, es fácil que se tratase de una tomadura de pelo, al menos en lo que a la cifra se refiere.
Del mismo modo que “Primera Plana” reflexionaba, en clave de comedia, sobre la manipulación de las masas por parte de la clase política y de los medios de comunicación, “En Bandeja de Plata” explora otras miserias del ser humano, como la avaricia o la hipocresía, con una ex que regresa al lado del marido al que abandonó y finge volver a amar, después de oír el tintineo de la caja registradora, o un cuñado que obliga al falso lisiado a disimular, mientras él se gasta el dinero en un visón para su esposa y en un coche deportivo. Por supuesto, también queda sitio para la virtud, encarnada en un “Boom Boom” Jackson totalmente desolado por el accidente, ajeno al complot, y deseoso de colaborar en una pronta recuperación de Hinkle.

Un aspecto más complicado es el conflicto latente en el personaje protagonista. En realidad es buena gente, ya que su decisión inicial es rechazar la propuesta de su cuñado, y sólo acepta participar cuando cree ver la posibilidad de recuperar a su ex, de la que a pesar de todo sigue enamorado. Otro punto a su favor es el creciente remordimiento que experimenta a lo largo de la película, después de ver cómo la farsa afecta cada vez más a “Boom Boom”. Consciente del peligro que éste representa para sus planes, Willie explota hábilmente el único punto débil de su cuñado para conseguir que mantenga el engaño. A través de Hinkle, Wilder reflexiona sobre la posibilidad de que las buenas personas cometan malas acciones, movidas no por la malicia sino por la debilidad inherente a la condición humana, y a veces manipuladas por gente mala de verdad.
Me parece que, para estar hablando de una comedia, me estoy poniendo demasiado trascendental. Recordemos que esta película es fundamentalmente de cachondeo. Escenas como las visitas de Gingrich mientras Hinkle se encuentra en el hospital, el examen médico al que es sometido el “accidentado”, las negociaciones con el bufete de abogados que representa a la aseguradora, o la vigilancia de Purkey desde el otro lado de la calle siguen siendo tan graciosas como el primer día, siempre con el punto de ironía y cinismo marca de la casa Wilder:
- Esos aparatos modernos... ¡Fraude! ¡No prueban nada! En los viejos tiempos hacíamos mejor estos diagnósticos. Si un hombre decía que estaba paralítico, lo echábamos en el pozo de las serpientes. Si trepaba, sabíamos que había mentido.
- ¿Y si no trepaba?
- Habíamos perdido un paciente a cambio de encontrar un hombre honrado.
- Ah...
“En Bandeja de Plata” cosechó un gran éxito de crítica y público, y fue nominada para cuatro Oscars: guión, fotografía, dirección artística y actor de reparto. Únicamente consiguió este último, que fue a parar a manos de Walter Matthau, con lo que el hombre por fin tuvo una alegría y pudo resarcirse de tanto sufrimiento. Esperemos que no se lo jugara al póker…
© Zineman
Etiquetas: Cine
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