[BPR] Carreteras Secundarias (y otros restos)
CARRETERAS SECUNDARIAS
"..soñar que no han pasado de un soplo los años,
y que es verdad la vida".
Eloy Sanchez Rosillo.
Se entienden las vivencias
".. y qué difícil sentarse al sol sin echar una lágrima".
Gloria Fuertes
Se entienden las vivencias
de los días pasados
mejor cuando el autor
admite la derrota
en cada frase dicha.
Entonces recorrías
subidas y bajadas
a barrios contagiados
de la literatura
y algún que otro maltrecho
sueño. Bastaban urbes
de papel para noches
que daban rienda suelta
a versos que no eran tú,
ni eran todos nosotros.
Un dardo en la rendija
de un paso en falso a lomos
urgentes del destierro
de tu nombre drogado
que olvidaste. Con esta
mala fama de lo ido
se entienden las vivencias.
Los que viven lejos de casa
Los que viven lejos de casa
acomodan sus huellas junto
a objetos briosos que se adueñan
de la cocina y los pasillos.
Se dan cuenta de la soledad
que a veces traduce los ojos
de amores de antaño al texto
donde uno dijo casi todo
a la vida. Ahí aprovechan
y brincan para alcanzar fotos
antes de derrumbar sobre uno
el paseo matutino.
A veces no aparecen por
la casa durante perennes
temporadas. Entonces clara
es la vuelta a la rutina
de aquél trabajo y los amigos.
Sin embargo, suelen retornar
como se fueron, orgullosos
y arrogantes, para con toda
la claridad de lo lejano
mostrar las cartas del destierro.
Los que viven lejos de casa
tienden la mano a los ausentes
bebiendo a solas con dulzura
la cerveza amarga de estos tiempos.
Consejo al joven que frecuentas
Las horas que frecuentas fueron
morada de viajeros como
tú lo eres ahora. Quizá
se extraviaron en alguna
mala seña que a veces mana
de entre los albores marcados
con los finales que aún eres
torpe para percibir. Lindos
ojos los que dejan tendidas
en peajes las señas lozanas,
los que desnudan a muchachas
tras las barras de los cafés
a la vista de los viajantes
que marcan las horas del día
por la autopista de este sueño.
Haz lo que puedas por las millas
que dejes tras de ti, sin miedo
a lo nuevo del que se aleja.
Que no te venza en su momento
la pintura raída del trayecto
nunca las ganas de encarar
el vislumbre de carreteras
de las que tanto te contaron,
las secundarias que siempre
encuentran la forma de volver
con el último aliento a casa.
Masturbación en Chile
Carreteras
en tus párpados
mientras te masturbas
pensado en el precio
de la bencina
y eyaculas tu sueño
en la reserva.
Inicio de las vacaciones
En las luces primeras
antes de la partida
quién no ha ordenado
con mimo las camisas
al fondo de la bolsa
de viaje. Algún cuaderno
entre mudas y frascos
de conservas. Si el torpe
desuso de los nombres
que habitan contigo
amanece con sueño
dudas entre la nota
en la mesita al fondo
del pasillo y un disco
que raya los instantes
previos a la marcha.
El desayuno urgente
ante el parking matiza
las horas de desierto
que ves por la ventana.
Se te puede escapar
quizás algún amante
al evocar el motor
que te costó dos "kilos"
y enciendes un cigarro.
Das por sentado el sexo
al que aspiras en próximos
días lejos del quehacer
que todo el año pende
sobre la nostalgia
que ahora muere. Contemplas
esos primeros autos
decorados de calles
que son todos nosotros.
Y te haces hueco al lado
del olvido a la vez
que una duda lejana
descubre en tu cintura
tu carretera triste
y casi siempre, dicen,
secundaria.
Metal pesado
Eres metal pesado que agoniza.
A veces,
eres alguna palabra de las mías
a veces,
eres el ladrido de los domingos
a veces,
eres la gota que colma el vaso
a veces,
eres el alcanfor de los armarios
a veces,
eres saludo y despedida
a veces,
eres mis motivos en tu marcha
a veces,
eres lo que viola el mañana.
Casi siempre, sin embargo
eras el asfalto del camino,
casi siempre,
eras poco menos que un fantasma
que rasga de todo aquello
lo difícil.
La autopista desierta es un tren de cercanías
"Aparcados junto al océano
la noche es el libro; la muerte, una manzana"
Benjamín Prado.
Nos encontramos en esta autopista
"locos por mirarnos en el espejo
y parecernos a Kerouac", recetas
a oídos absortos al ronroneo
receloso de tráficos. "Gingsberg
nos permite hoy vernos ante los años
sin el pestañeo vivaz de entonces",
repelente como siempre, replico.
Inicio una guerra sin batallas
por conquistar tus pedazos que ofreces
a cualquiera de nuestros compañeros
de la escuela. Intento una pose ilustre
sin dejar de observar a tus rodillas
con el ánimo de llevarte al motel
del kilómetro siguiente y quitarte
la dejadez del poema que escribimos.
"Fuiste terco cuando el puente colgante
invitaba a mi cama y no cruzaste".
Siempre hablabas mirando al cielo, absorta
sin quitar ojo a mis manos. "Tolstoi era
un clavo ardiendo donde lo posamos
tú y yo pasado el verano nuestro".
No te entendí cuando dejaste claro
las bases del trayecto hasta mi casa.
"Dame la mano y vuelve la mirada
al Bukowski del cartero,
el de los besos de broma y la culpa
tras peldaños de madera". Eres rara
y el tráfico juega sus cartas ante
jóvenes que van dejando de serlo,
nosotros los bohemios, los peces gordos
de los límites y oscuros rincones.
Pero parece darte igual la luz
de esta manera. Ilumina tu rostro
la distancia del desapego junto
a las ganas enormes de acostarte
conmigo y recitar a los malditos
poetas de las revistas culturales.
Somos caricaturas de este andén
que hace de pausa. Me dices que cumples
años,…
..cuando me quiero dar cuenta la gesta
tan meditada del lado salvaje
se ha quedado en oficinas y pelmas
tratando de obtener una mirada
de las tuyas. Te sonríen bobadas
creyendo que un polvo aclara el asunto
de un pasado que no conocen
y es el tuyo. Te dejas agradar
ante el acoso de graciosos huérfanos
del verso que al nacer heredan. Sólo
galopa en tu cabeza lo duro
de los créditos y de las jornadas
laborales. De vez en cuando cenas
en víspera de fiesta con amigos
del curro y por un momento retorna
tu sentido del humor y del deseo
de entonces. "Toda autopista desierta
es un tren de cercanías", comentas
en los postres y te miran creyendo
ver en ti una noche de lujuria
sin entender de lo que hablas. Eres
la rara y la sucia, la perdida,
el beso que no sentirán cercano
en la entrada de aquella madrugada.
Me dicen que cumples años. Mientras,
soy un observador entre máquinas,
regletas e hilos telefónicos
que anuncian naufragios. Guardo respeto
en reuniones tardías como fuimos,
al fragor de lo posible, nosotros
tras el rastro de Kerouac. Es costosa
la risa con extraños cuando dejas
en el camino las sumas y restas
de una ecuación sin resultado. Apenas
el resurgir de tu nombre me deja
ante los restos de algún despistado
tercer piso en las afueras. Cumplo años
y tú lo mismo. "Imagina la casa
vacía para dejar los recuerdos
como fueron" gritas en el arcén
de entonces. Alguien te posa sus dedos
en tu espalda. Te habla de un tal Coelho
y ríes. Intenta follarte desde
la cañada de las veces primeras.
Escuchas divertida la defensa
a ultranza del beneficio de leer
y toda esa mierda. Te dejas hacer
porque los días contados resoplan
cansados y tú con ellos. Se dice
de lo Beat lo mismo que nos lamimos
al oído quietos en la autovía
con deseo en mi tatuaje, en tu anillo
de soltera. Aguantas charlas pringosas
sobre Cortázar mostrando interés,
porque aciertas a pensar lo perdido
que resulta un mundo casi tallado
a imagen de camas deshechas. Muestran
desinterés por tus inicios, "sexo
fácil para desmantelar coartadas
tardías" piensas mientras te desnudas
ante los ojos de un extraño. Cumples
años como los míos, que han dejado
en la cuneta el Aullido de Gingsberg,
las vanidades de Kerouac y los amantes
de Tolstoi. De reojo se hace la vista
gorda y sólo observas unos despachos
con gráficos en pizarras que son
pizarras sin pizarra, como un sueño
sin tu blusa o un arcén vacío de nosotros.
Apenas hablo, no me escuchan, siento
el hueco de lo dicho. Percibo
un sexo que muere apenas sí
ha nacido, original en la entraña
que eres tú en mis recuerdos. Cumples
años…
… y creo que me jode por momentos
esa forma que tienes de ayudar
con tus sonrisa y tus hábiles gestos,
a todos aquellos seres menores
en su apuesta por hacer de tus años
sus sucios hábitos, yermos del germen
contagioso de tu historia.
Comentan ……..
.. que cumples años, repartiendo a ciegas
bombones industriales disfrazados
de otros tiempos.
Oferta de empleo para ejecutivo
Condiciones necesarias para el puesto:
Cinco de la madrugada
Muebles con polvo, revistas en el sillón. Ciudad desierta, primeras gotas de humanidad.
Cinco y media de la madrugada.
Aliviar la inquietud, masturbarse a oscuras, ducha rápida. Café con galletas, traje y corbata. Cartera y maletín.
Seis de la mañana.
Taxi y aeropuerto. Mirada ausente a la ciudad que no le pertenece.
Siete de la mañana.
Desabrocharse el cinturón. Maldecir la espera. Paneles de salidas mirándole a los ojos. Acordarse de papá y mamá y el colegio bilingüe.
Siete y cuarto de la mañana.
Motores y corazón asegurado contra la distancia. Reparto de periódicos. Algo sobre Oriente Medio y fútbol. Pista de despegue. Palabras del comandante. Sueño erótico con la azafata del fondo. Algún comentario sobre mascarillas y chalecos salvavidas.
Siete y media de la mañana.
Bollería. Preguntas sin respuestas. Los amigos de la infancia y medio paso hacia la fe. Nada de poesía aún. Perfumes ante la falta de certeza.
Ocho y media de la mañana.
Aeropuerto y distancia. "Gracias por viajar con nosotros". Llamada a casa. Palabras lejanas y nada de poesía aún. Taxi al centro. Ensayo discurso. Sudor en las axilas y en el bolsillo Neruda.
Nueve de la mañana.
Bienvenida y presentaciones. Precios y estimaciones. Gráficas. Pizarras sin pizarra. Café rancio. Recepcionistas con el pie en el mañana de alguien que no es usted.
Interminables asuntos de lo ajeno en su cartera.
Dos de la tarde.
Taxi. Diarrea de despedida. Principios sin sus finales. Malas artes de la memoria. Teléfono de la rubia. Promesas de vuelta. Estimaciones de la economía. Aeropuerto.
Dos y media de la tarde.
Gente sin casa. Otros ejecutivos. Fantasear con la del traje gris. Echar de menos algo, a alguien. Perrito y un café. Nota de gasto y muchas mañanas idas. Espera de turno. Llamada del vuelo. Sudor en las axilas.
Tres y media de la tarde.
Repaso del día. Motores y corazón con el seguro vencido. Palabras del comandante. Soñar con mascarillas y chalecos. Sexo duro con la azafata y gratis. Pista de despegue. No mirar atrás porque ya es tarde.
Cuatro de la tarde.
Dormirse.
Cinco de la tarde.
Taxi. Sudor en las axilas. Gente yendo y viniendo. A casa, por favor. Conversación banal sobre terrorismo y olimpiadas. Llamada al jefe. Todo correcto. Vendemos en dos meses. Estar contento. Sentirse una mierda de tornillo pasado de vueltas. Empalmarse al ver a la vecina.
Seis de la tarde.
Casa vacía. Televisión y cerveza. Llamada a mamá y papá. Todo bien, buen tiempo y reunión sin inconvenientes. Neruda en la mesita. Pasar la vida sin reconocerla. Doblar la ropa y tintorería.
Ocho de la tarde.
Asomarse a la ventana. Ver a una antigua novia dándose besos con cualquiera. Masturbarse. Caída de la tarde. Intentar pinchar un disco sin plato. Mirarse al espejo y no reconocerse. Oír pasar el tráfico desde la ventana.
Diez de la noche.
Preparar documentos. Comprobar billetes del próximo vuelo. Repasar los zapatos, la camisa y la chaqueta. Ensayo general del discurso. Echar una ojeada al diccionario de francés. Aprender dos o tres palabras nuevas. Acordarse del colegio bilingüe. Hacer memoria. Saber que nada es para siempre.
Once de la noche.
Programar el despertador a las cinco. Algo de televisión. Revistas guarras y masturbarse. Cigarro y luz.
Once y cuarto de la noche.
Ella le quería. Han pasado los años. Masturbarse. Preguntas sin respuesta. Ladridos de perros en el barrio.
Once y veinte de la noche.
Suena el teléfono. No lo coge. Pablo Neruda y sus naufragios. Hacerse el sordo. Todo va bien.
Once y media de la noche.
Ojos abiertos. Vueltas en la cama. Televisión a oscuras. Levantarse al escritorio y mirarse al espejo.
Once y cuarenta y cinco de la noche.
Todos nuestros nombres en la cabeza. Asustarse ante la noche. Pensar que pensaba que todo era posible. Lloros de niños.
Doce de la noche.
Algo de poesía. Poesía tardía. Algo de poesía que no le enseñaron. Algo de poesía que no viaja con usted. Algo de poesía que ella recuerda. Algo de poesía y mucho porno.
Doce y cuarto de la noche.
Tranquilizantes para descansar. Las vacaciones y el primer amor. Los primeros años. Las promesas y los porros. La guarra del grupo y su cintura. Lo que quedó en el camino.
Doce y media de la noche.
Levantarse. Mirar álbum de fotos.
Una de la madrugada.
Lo poco que recuerda ante los astros. Pensar en los orígenes. Moverse en la cama y recitar su nombre.
Dos de la madrugada.
Dormirse. Soñar que todo fue como debería haber sido.
Dos y media de la madrugada.
Soñar que nada ocurre sin marcar ante su rostro tu discurso.
Tres de la madrugada.
Dejar que el sueño ceda el paso a lo que sigue.
Tres y cuarto de la madrugada.
Todos nosotros y Neruda.
Tres y media de la madrugada.
Buscar desesperado el camino de vuelta a casa.
Cuatro de la madrugada.
Carreteras secundarias.
El día menos pensado
A Martín.
I
..dejarás de comprender
envites de arboledas
hasta ahora firma dócil
de tus escritos.
II
..se comentan los unos
a los otros la tardanza
de tu nombre en su
cuaderno.
III
..vecinos venidos de lejos
echarán de los textos
vacíos adjetivos antes
celebrados.
IV
..dejarás por un segundo
las hojas como fueron
secándose serenas presas
de tus ojos.
V
..habrás crecido a solas
y se aprende, te dirás,
a despertar con la ternura
los versos dormidos.
Mis carreteras secundarias (reflexión primera)
hablan de tu culo, tu sonrisa,
de tu maleta y tus orgasmos,
hablan del estrabismo de tus carnes,
de los insultos hablan y del
día en que dejamos de vernos.
Hablan de cuando resistía
ante lápices y cartulinas
las horas muertas del estío,
de varios revolcones en el coche,
ante la cerveza helada hablan,
de que casi no recuerdan
tus firmas en los bancos
astillados como tú y yo
nos conocimos. Hablan de lo tarde
que resulta todo ahora
al ritmo de la goma tatuada
en el asfalto.
Tuvimos una novia
Tuvimos una novia capaz
de disecar las puertas
que se abrían por azar
a lo largo de algo parecido
a nuestro camino. Siempre
marcaba el paso con huellas
firmes ante tiempos
remolones y cambiantes.
Entendía las manifestaciones
como nadie en este mundo.
Cuando susurraba el olvido
nos sentíamos perdidos
amparados por el orden
del estado de las cosas.
Llegó el abandono
un buen día de Noviembre
y ella con sus pequeñas
muecas nos besó
en mejillas y frentes
ante astros que nunca
se mostraron tan humanos.
Tuvimos, es verdad
una novia capaz de todo
para no distinguir entre
el abandono y la pérdida.
Románticos del Tritón (Revisión).
A Aarón.
Vuelven hoy en vísperas de algo
a dar luz las casas
en las afueras de las ventanas,
los portales y garajes.
Amarillos los semáforos altivos
desenfundan
unos restos en papeles, el relato
a doble espacio, brillos
donde licores prohibidos recitan
las altas horas de la noche. Huele pese a todo
a otros veranos, a multitudes
de capital con sus calores y sofocos. Ciertas
palabras surgen disueltas
en apartados descampados con sus propias
reglas
en grabados a fuego lento
por ese por si acaso se hace tarde. Es por nada
que ahora viertes las pisadas en cortos
chorros de inocencia, sin huellas que uno deja,
mas resistes otro trago. Es víspera
abierta en canal por aprendices,
casi todo lo enterrado en las cuartillas
justifica las razones
de perdernos.
Despropósitos
El despropósito
de la amistad
sólo es comparable
al despropósito
del olvido.
Ambos inventan
a solas
el ritmo de los días.
Largo viaje (aproximación).
"Ella me preguntaba de cosas ignoradas
y yo le respondía de cosas imposibles".
Juan Ramón Jiménez.
Eras lo dormido del paisaje
en días de correos
al margen de buzones vacíos.
¿Qué podía yo decirte, si acaso
las preguntas de entonces
nos fueron quedando grandes?.
Eras el piso de estudiantes
de camas deshechas entre versos
y el sudor que olía a sexo
sin salida de emergencia.
¿Cómo las vivencias esas
temblaban ante unos jóvenes
amantes de cosas ignoradas?.
Eras la certeza del que crece
y la lujuria que precede
a todo desembarco del cariño.
!Cómo preguntabas cosas imposibles
mientras devoraba tus pechos
al margen del acecho del presente¡
Te llamaba en esos años por tu nombre,
y me diste este largo viaje
por única respuesta.
La melancolía absurda de las farolas
"apagas las luces circulas despacio miras el espejo
retrovisor las cosas no han cambiado mucho
desde entonces".
Pablo García Casado.
Da lo mismo
follar
con el próximo ligue
y no olvidarlo,
dejar el coche
perdido de sudor
y palabras
empalagosas,
llegar
a casa y ducharte
y cenar
restos de ayer,
enchufar
las noticias de la noche
y acumular
balompié
y estimaciones
meteorológicas,
robar un sorbo
de cerveza
en la taberna de siempre
y frotar
la entrepierna
en tu recuerdo,
saber que las farolas
lucen
sin consentimiento
de este amor de las afueras.
Aquel concierto con los ojos azules
En el día de la muerte de Danny Federici.
I
Las sirenas en los descampados son los sueños
del silencio. Joe en sus trece
desnuda ante mis ojos las carreteras abandonadas
en orfanatos de provincias.
El mar en su refugio debe una fortuna y sus días
están contados. Joe para el coche
en seco como se detienen las horas en camas
deshechas. Hay olas y la marejada
es el primer coche que huele a urgencias
y erecciones. "Dame un beso y la canción
sonará para siempre". Joe sobre el lavabo
masturba los años venideros.
Hay un tren en cada corazón de los hombres
que nunca llega a su destino. Joe con un disco de rock
descubre ventanillas iluminadas en
vehículos abandonados.
II
Alberto llevaba a su hijo a las afueras,
le contaba de los astros y los hombres.
Miraba las casas vacías igual que se mira
la ropa interior bajo el uniforme de trabajo.
Alberto inventaba historias de trenes vencidos
instantes antes de iniciar el viaje. Su hijo
era la ventana abierta de un muro de ladrillos.
Se entretenían con el paso de los transbordadores
en el puerto.
Alberto recitaba en alto canciones de unos y otros
y su hijo soñaba con los payasos de los cuentos.
Alberto sabía que todo deseo envejece igual que una canción
tiende su mano a los tiempos que atrás quedaron.
Alberto en las afueras susurra a su hijo palabras
dormidas.
III
Se puede disparar a la luna, pero solo matarás
lo que ilumina la noche.
Ricard en el polígono mirando los astros.
La seguridad de la pérdida solo la garantiza el abandono. Ricard reduce a tercera
al amparo de naves industriales.
Puedes gritar a la oscuridad de la noche pero no por eso llegará el día.
Ricard se muerde las uñas en silencio.
Un matemático no puede solucionar las ecuaciones
que permiten acortar el camino.
Ricard sintoniza la radio.
Dicen que sólo hay una carretera que lleva a muchos finales.
Ricard dice que si tus sueños son posibles
no tienes nada que perder.
También dice que si no miras atrás los finales
se vuelven palabras dormidas.
Una noche de fiesta
"no existe ni el futuro, ni el pasado
y mucho menos el presente"
Anónimo.
Fue en esa taberna
del centro donde nos bajamos
creo que varios botellines
de cerveza.
No hablabas de romances
ni problemas de casa. Tenías
los veinte
en cada pitillo que ofrecías.
Después siguieron
las afueras,
el humo de los bares
y las bragas y sostenes
de tus amigas.
El ciego de esa noche
fue un sucio truco
para desvelarte mis versos,
mis inquietudes y urgencias
por salir vivo de la trampa.
Se te escapó una mano
sobre una de las mías,
nos miramos y comprendimos
que la muerte se esquiva
entre sueños imposibles
y botellas vacías.
Closing time
Podéis desear al cantante
de vuestra juventud,
dejar vuestras palabras para otros,javascript:void(0)
Publicar entrada
remendar los calcetines
de la dignidad perdida.
Podéis temer sin reservas
a los altos vuelos sobre
mares de dudas.
Podéis decir que es tarde
y tener veintitantos,
asumir las horas
de la madrugada como vuestras,
sangrar en el asfalto
cuando los astros se esconden.
Podéis echar de menos
las huellas de acordes
que otros tocaron alguna
vez. Podéis comprar pisos,
arruinar los ladridos
de los perros apostando
por el graffiti y el brillo
de los ojos.
Podéis odiar, sudar ginebra
romper papeleras y
esperar taxis en las primeras
horas del día.
Podéis cocinar imposibles
recetas de dignidad y
dudas. Podéis decir
que es tarde para algunos,
elegir el concierto de vuestra vida,
quemar las naves
y hacer que esta noche
dure para siempre.
Podéis decir que lo intentasteis,
que nada fue lo que esperabais.
Podéis olvidarlo,
dejar a un lado todo aquello
y empezar de nuevo.
Podéis seguir ofreciendo
la luz y la sombra,
la honestidad del que empieza
a vivir en la reserva,
dejando como hacéis
en la mochila del poeta
la plata de los días.
Tus tiempos pasados
Tus tiempos pasados son
semáforos en rojo en carreteras desiertas,
aludes sin nieve en rostros de niños,
mensajes de veleros en mares de versos.
y voy más allá
para reconocer tus tiempos pasados
en muestras de células leyendo a Prado.
Sin embargo, sólo el guiño de la estrella
y las hojas secas del bosque encuadernadas
describen el león descrito en tu cuento.
Me quedé, bien lo sabes, en el pasado de tu tiempo
pasando hambre en los tiempos pasados
y sed en tus perezas de manos oxidadas.
La amistad es un dragón de largo recorrido
A Manuel Arenal Martínez.
Cuando han pasado treinta años
y la cerveza sigue sabiendo tan amarga.
Cuando han pasado varios mundos
y ninguno ha desembocado en un río.
Cuando las lágrimas de la infancia
han aprendido a hablar varios idiomas.
Cuando las carcajadas tan queridas
hermanan con sangre niños adoptados.
Cuando la amistad es un dragón de largo recorrido
y el futuro el cuento al que pertenece.
Las malas compañías de la memoria
“Los románticos corren libres en la oscuridad
Pero cuando llega la luz son los primeros en arrodillarse”
Elliot Murphy.
Hoy se ven con las primeras luces
de las farolas unas huellas que nada, dicen,
tienen que ver conmigo.
Son pisadas puede que de algún viajero
venido de lejos, o de ciertos nombres
del pasado que acomodo en mi regazo.
Deben desprender olores de otros tiempos,
algo parecido a aquellos jóvenes en los
inicios de un verano que siempre está empezando.
Oigo que se entablan, sentado en la terraza,
conversaciones sobre las próximas lluvias
y las vacaciones en las playas.
Me imagino qué dirían estas huellas
si la senda que van marcando dudase
en su trazado, se hiciera añicos
sin tan siquiera alcanzar las últimas
colinas. Quizá nos plantarían el beso
que no ha llegado o nos dejarían
temblando en algún recuerdo que siempre
se repite.
Hoy se ven con las primeras luces
de las farolas unas huellas que nada, dicen,
tienen que ver conmigo.
Desconocido viento idiota
“Even you, yesterday you had to ask me where it was at,
I couldn't believe after all these years, you didn't know me better than that
Sweet lady.”
Bob Dylan
Como un desconocido viento idiota nos conocimos.
Tu viajabas en aviones y yo en autobuses,
dejabas los cigarros a medias y yo tosía,
hablabas del pasado mañana y yo de antes de ayer,
llorabas con los payasos y yo por todo,
viviste la pérdida y yo te la escondía,
un día desapareciste y yo no te busqué,
completaste los versos y yo fumaba en pipa,
dijiste un te quiero y te regalé las sobras
que este viento maldito fue dejando
en tu cintura y tus recuerdos,
te importaba tu gente y yo la quería,
dejaste los días contados y no me salieron
las cuentas,
tuviste tu momento y yo no encontré el mío.
Hoy viajas en aviones y yo simplemente
monto en ellos.
Me enseñaste a soñar y suspendí cada
uno de los exámenes.
Me susurraste que te morías y yo aún te espero.
Como un desconocido viento idiota nos conocimos.
Aviones de la juventud.
A Daniel de La Hoz Sánchez.
Qué diferentes los aviones
en la juventud se imaginaban,
se dejaban en los cielos
de unos ojos que miraban
sonrisas de chicas y chicos
en el inicio de las vacaciones,
cumpliendo promesas
que nunca se hacían,
rasgando las hojas de la prensa
como quien se ríe del presente.
Esa es la clase de juventud
que viaja entre el aire
acondicionado y uniformes
de azafatas.
Esa es la clase de juventud
con los vuelos contados
más no se rinde ni reprende.
Qué diferentes los aviones
en la juventud se imaginaban,
y qué distintas estas manos
que hoy escriben malos versos
para no llevar en el recuerdo
los tiempos en que no
tuvieron miedo de volar.
Reflexión de andar por casa
Toda carretera
secundaria
es una autopista
que se
descree.
Escupitajo a la espera de un largo viaje
No hay sala de embarque
capaz de pronunciar los nombres
del pasado. Ni aeroplano
con las alas que concreten
sin fisuras a cada uno
de los viajeros que en su interior
viajan. Se puede mirar
a los ojos del que espera
para darse de bruces
con un viaje de negocios
mientras las turbinas
del deseo se apalancan en barras
de cafés y restaurantes.
Tienen su hueco en la maleta
lo débil que se muestran
esos pacientes terminales
por culpa de una huída
sin destino ni presente.
Es cierto que no hay sala
capaz de pronunciar los nombres
del pasado, tan cierto
como el avión que cerró sus puertas
sin llegar nunca a despegar.
En un concierto de los sesenta
Hacías cola sin entrada
esperando cierto milagro
que sólo un viaje de ida
es capaz de dar forma.
Por los alrededores había
lirios de colores raros
y un muchacho de ojos azules
hacía de anfitrión
entre las vallas. Lejano
dejaste el coche aparcado
más nada de eso puso
en la balanza tus deseos
por escuchar el primer
acorde de la noche.
Hacías cola sin entrada
y no hubo músico capaz
de musicar nada salvo
esos malditos trenes
de la noche que evocas
entre versos del pasado.
Fotografía casi secundaria
Ahora que molesta apenas
un diminuto brillo, déjame
la réplica de las farolas
para darme cuenta. El llegar
cansado devuelve olores
y adolece en vuestras apuestas
a lo ganado. Así se dice
en esas estancias vacías
que uno imagina en la distancia.
Huecas de lo dicho y vivido,
a costa de la costra rancia
en un paisaje que terminas
por hacer tuyo, hay corros
que alcanzan carreteras fuera
de sí por si acaso uno decide
desandar lo andado. Son esas
huellas como rastros tardíos
las gotas de un sudor añejo
que dejar de oler no puede.
Ahora que molesta apenas
un diminuto brillo, déjame
sentado en el camino, fiero
como el adiós que a ti te enseña
a lamer lo secundario
en mi distancia.
Epílogo I
Todo es secundario
en esta breve cita
a lomos de la historia.
Quien decide la ruta
delega el destino,
el cuerpo del delito
hierve tatuajes
de esos años tuyos
como cuentas que fueron.
Toda despedida engulle
una carretera
de desgastes y noches,
quisiste ser epílogo
de este breve encuentro
que no termina nunca.
Tren de cercanías
Cuando nos miran
a los ojos
y se encuentran
huellas en la arena.
Cuando nos hablan
a los ojos
y algo de la vista
se alía con el camino.
Cuando nos dicen
otros ojos
lo que sabemos
de este mundo que agoniza.
© Fernando Llorente Haya
NOTAS SECUNDARIAS
Se entienden las vivencias. Estando un día mirando el mar junto a unos pescadores en la bahía, se me ocurrió que han pasado treinta y tantos breves años donde se ha vivido mucho. En esos días estaba releyendo una antología de Gloria Fuertes y el verso que completa el texto me vino a la mente. El sol se reflejaba en la calmada mar y la emoción emergía en mis articulaciones. Como digo, se ha vivido mucho, he vivido mucho en ese periodo de tiempo. La necesidad de cerrar las puertas de este periplo de luces, sombras, amistades, decepciones y mucha creación literaria necesitaba una especie de himno o referencia. Se me ocurrió que la mala fama de lo ido expresa cómo escondemos lo vivido muchas veces por miedo a represalias de nosotros mismos. Se puede considerar este texto como un resumen de todo el poemario.
Los que viven lejos de casa. He tenido amigos en diversas partes del país. Nos hemos conocido siendo apenas unos adolescentes. De alguna forma, cada uno a su manera, nos hemos alimentado de nuestros miedos, nuestras esperanzas, nuestros odios y nuestra sensibilidad, siempre tan distinta. Estos amigos se han ido yendo a lugares lejanos. Solamente yo he permanecido en mi ciudad natal. Me emociona saber, que alguna vez , en algún momento puntual, se acuerdan de uno. Este texto quiere reflejar que la distancia afianza el recuerdo. Que uno está presente aunque la vista no llegue al destino. Quise reflejar esta emoción en este texto. Mis amigos que viven lejos de casa saben que este poema va dedicado íntegramente a todos ellos.
Consejo al joven que frecuentas. Trata sobre mantener la cabeza alta ante el paso del tiempo. De ser uno mismo y de no perder las raíces emocionales que nos hacen ser como somos.
Masturbación en Chile. Demasiado esperma desaprovechado en la soledad de un cuarto de estudiantes mientras las chicas se iban siempre con otros. Eso sí,! solía desayunar con ellas por las mañanas¡.
Inicio de las vacaciones. Cuando uno es joven sueña con dejar su casa, su tierra y emprender un largo viaje y prender de dramatismo la partida. Luego la vida va calmando esas ansias y las transforma en vacaciones con amigos, con las hormonas despendoladas y la virginidad aún en el equipaje. Quise reflejar que el primer polvo no es frecuente encontrarlo en lo extraordinario, sino en la cotidianeidad de la juventud.
Metal pesado. No hay truco en este texto. Son palabras tantas veces recitadas cuando antiguas novias decidían hacerte pedazos.
La autopista desierta es un tren de cercanías. Surgió un día de trabajo en la oficina. Hay costumbre entre mis compañeros de dejar cajas de bombones o galletas en los diferentes pisos de la empresa. Me di cuenta en uno de ellos que a la compañera que cumplía años todos los chicos de la planta se acercaban a felicitarla y decirle lindezas amables. Por supuesto es atractiva y simpática. Esto no suele ocurrir cuando los que cumplen años son otra gente menos "interesante". Al verlo, me dio que pensar. Generalmente esas lindezas de las que hablo se edulcoran con afirmaciones cultas, serias y supuestamente interesantes, entiendo que para impresionar a la cumpleañera. Es un juego este que me removió la sensibilidad de ese momento y escupí con rabia este poema. La referencia a Cortázar proviene de un comentario de mi amigo Aarón cuando nos contaba como la gente habla más de lo que sabe. El resto de referencias de autores son lecturas que me han acompañado en estos años.
Oferta de empleo para ejecutivo. Cuando un buen día uno se encuentra comiendo comida de plástico esperando un avión en el culo del mundo, vestido de punta en blanco y con un portátil en la maleta, sólo se pueden ocurrir locuras como esta.
El día menos pensado. Tengo un sobrino al que adoro, con demasiado carácter para tan pocos años. Simplemente son palabras para él.
Mis carreteras secundarias. Más novias de antaño que dejaron de serlo. Y el sexo de los inicios, y las ganas no satisfechas, y todo ese sudor y fluidos perdidos en el camino.
Románticos del tritón. El Tritón fue un bar del sur de Madrid, donde se elaboraba un revista literaria donde publicábamos nuestras poesías y relatos. En mi libro "En el cielo las cenizas" publicado en 1999, dediqué uno de los poemas a dicho bar. Hace cosa de un par de años cerró sus puertas y con él mucho de lo que fuimos nosotros.
Despropósitos. No hay cosa más importante que la amistad. El olvido es simplemente un ingrediente más del plato principal. La amistad tiene muchos niveles y yo los quiero todos.
Largo Viaje. Nunca he sabido escribir un poema de amor a la persona que más quiero. Este es simplemente otro intento más que no la merece. Seguiré insistiendo. A ella también me la encontré en la penúltima carretera secundaria.
© Fernando Llorente Haya
Etiquetas: 1-Literatura, Literatura
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