[Cine-Historia] V de Vendetta

1988. La guerra nuclear ha devastado el globo. África y la Europa continental ya no existen. Aunque Inglaterra no ha llegado a ser bombardeada, la atmósfera se encuentra terriblemente contaminada. Las cosechas se han echado a perder y la comida escasea. Las enfermedades han diezmado la población.

1992. La organización fascista “Nuevo Orden” sube al poder. Comienza la represión: negros, musulmanes, homosexuales, opositores… Todos ellos son internados en campos de concentración, donde son sometidos a torturas y utilizados como cobayas en experimentos médicos. Los niños son obligados a trabajar en fábricas. Los medios de comunicación son marionetas del gobierno. Un inmenso sistema de videovigilancia controla a la población.

5 de Noviembre de 1997. Un misterioso personaje, que se hace llamar “V” y oculta su rostro tras una máscara sonriente, inicia su rebelión particular haciendo saltar por los aires el Parlamento británico, al tiempo que entona una rima muy célebre en Inglaterra:

Remember, remember,
the fifth of November,
gunpowder treason and plot.
I see no reason
why the gunpowder treason
should ever be forgot.

(Recuerda, recuerda, el cinco de Noviembre, el complot y la traición de la pólvora. No veo razón por la que la traición de la pólvora debiera ser jamás olvidada.)



Estos versos hacen referencia a Guy Fawkes, un conspirador inglés que participó en el llamado “Complot de la Pólvora”, cuyo objetivo era volar el Parlamento cuando el rey y los diputados estuvieran reunidos, en venganza por la persecución religiosa a la que eran sometidos los católicos. Fawkes fue detenido el 5 de Noviembre de 1605, junto a 36 barriles de pólvora y con la cerilla prácticamente en la mano. Desde entonces, esa noche se celebra en Inglaterra la “Noche de las Hogueras”, donde se simula quemar a Guy Fawkes, haciendo uso de un ninot. En el siglo XX, la fiesta perdió su significado histórico, ya que se empezó a quemar a personajes odiados por los ingleses (el zar de Rusia, el Papa de Roma, algún líder independentista irlandés, Adolf Hitler e incluso Margaret Thatcher y Tony Blair han pasado por las llamas). Para completar el guiño histórico, “V” se disfraza de Fawkes.

Así comienza “V de Vendetta”, uno de los mejores cómics de Alan Moore, autor de “The Watchmen”, “From Hell” y “La Liga de los Hombres Extraordinarios”, y creador de John Constantine. Todos ellos han llegado al cine, con mejor o peor fortuna, a excepción de “The Watchmen”, cuyo proyecto fue anulado por Paramount debido a su elevado presupuesto. En el momento de escribir estas líneas, aún no sabemos si otro estudio se atreverá a tomar el relevo, pero se rumorea que la Warner podría estar interesada en la película si “V de Vendetta” tiene éxito (y lo más probable es que lo tenga).

Alan Moore comienza a escribir “V de Vendetta” en el año 1981, durante sus vacaciones estivales. Tras varios años de abandono a causa del cierre en 1984 de la revista “Warrior”, en la que se publicaba la historia, el éxito de “The Watchmen” permite a Moore concluir “V de Vendetta” años después, en el invierno de 1988. Esto explica el contraste entre los primeros capítulos, donde se percibe un cierto optimismo juvenil ante la lucha de “V”, y los últimos, con un aire bastante más incierto, más nihilista. Y es que en 1988 Margaret Thatcher iniciaba su tercer mandato como Primera Ministra británica, liderando el Partido Conservador. Alan Moore, en el prólogo de “V de Vendetta”:

“En la prensa circula la idea de campos de concentración para los enfermos de SIDA. La nueva policía antidisturbios lleva visores negros como sus caballos, y sus furgonetas transportan videocámaras giratorias en sus techos. El gobierno ha expresado su deseo de erradicar la homosexualidad, incluso como concepto abstracto. Y uno se pregunta qué nueva minoría será atacada legalmente después.”



“V de Vendetta” es una historia muy en la línea de “1984”, de George Orwell, ya que narra la rebelión de un individuo contra un estado totalitario en una hipotética sociedad futura, pero no muy lejana (recordemos que se empieza a escribir en 1981 y está ambientada en 1997). “V” se enfrentará a la implacable maquinaria del gobierno, sembrando el caos. Aquí reside claramente la esencia argumental del cómic: la contraposición de totalitarismo y anarquía, con un claro mensaje político de fondo, atacando directamente al Partido Conservador de la Thatcher. Tampoco se libra el pueblo llano, al que “V” acusa directamente de permitir la instauración del régimen fascista. Si no es capaz de promover un cambio, el hombre de la calle es tan culpable como los gobernantes:

“Aprovechados, impostores, mentirosos, lunáticos… Esos han sido los que han tomado las decisiones. Así de sencillo. Pero… ¿quién los eligió? ¡Tú! ¡Tú los buscaste! ¡Tú los nombraste! ¡Tú les diste el poder de decidir por ti! Admito que cualquiera puede equivocarse una vez, pero cometer los mismos errores fatales siglo tras siglo me parece un tanto deliberado. Tú los has fortalecido. […] Podrías habérselo impedido. Con sólo decir que no. No tienes orgullo ni valor.”

¿Quién es “V”? ¿Cuáles son sus intenciones? ¿Por qué busca venganza? Las respuestas a estas preguntas se van desvelando poco a poco gracias a Evey, una adolescente que se ve obligada a prostituirse y es rescatada por “V” antes de ser violada y asesinada por miembros de la policía secreta. Acogida por el misterioso enmascarado en su refugio, su relación con él nos permitirá ir descubriendo lentamente el pasado, los motivos y las intenciones de “V”. Aquí hay quien ve ciertas semejanzas con Hannibal Lecter y Clarice Starling, no sin razón. De hecho, “V” no duda en recurrir a la tortura, tanto física como mental, ya que el dolor es una de las fuerzas más poderosas a la hora de impulsar un cambio.



“V” se define a sí mismo como destructor, y afirma que su objetivo es acabar con el régimen existente para que otros puedan crear sobre los escombros. No quiere el poder, sino dar al pueblo la oportunidad de enmendar su error. En este sentido, “V” es un libertador mucho más auténtico que todos aquellos que derrocan a un tirano para después ocupar su lugar (la Historia rebosa de tristes ejemplos). Por este motivo no puedo estar de acuerdo con la gente que acusa a Alan Moore de convertir “V de Vendetta” en apología del terrorismo. El guión de Moore es mucho más complicado que eso, tratándose básicamente de una llamada a la reflexión. Para ello lleva al límite tanto la situación política del país como los métodos de “V”, pero yendo más allá de las viñetas podemos ver que el autor tan sólo se pregunta qué nos está pasando. Moore denuncia la corrupción extendida a todos los niveles de la sociedad y la manipulación de las masas a través de los medios de comunicación. Pero también hay lugar para la esperanza, ya que algunas personas buscan su redención, asumiendo los sacrificios que sean necesarios, con las consecuencias (tanto positivas como negativas) que ello supone. Son esas personas las que intentan (y a veces consiguen) que la Humanidad progrese, de forma muy parecida a la caída de un dominó.



A finales de 2004, los hermanos Wachowski (los mismos que perpetraron la trilogía de “Matrix”) ponen en marcha su nuevo proyecto: la adaptación cinematográfica de “V de Vendetta”. En la dirección colocan a James McTeigue, uno de sus ayudantes en “Matrix”, que debuta como director. Los papeles protagonistas recaen en Hugo Weaving (“V”), fichado tras caerse del proyecto James Purefoy (por “diferencias creativas”, que es lo que se dice siempre que no se quiere decir la verdadera razón), y Natalie Portman (Evey). Entre los secundarios podemos ver a Stephen Rea, John Hurt y Stephen Fry.

En un guiño a la rima del Complot de la Pólvora, se pretendía estrenar la película el 5 de Noviembre de 2005, coincidiendo con el 400º aniversario de la detención de Guy Fawkes. Finalmente, el estreno se ha retrasado hasta marzo de 2006. Oficialmente, el cambio se debe a complicaciones surgidas durante la postproducción, aunque las malas lenguas afirman que la causa es la alarma social provocada por los atentados terroristas que tuvieron lugar en Londres el pasado verano. Sea como fuere, “V de Vendetta” está aquí por fin.



Partamos de la base de que es im-po-si-ble concentrar los diez números del cómic (unas 360 páginas, contando desde la portada hasta la contraportada) en una película de dos horas. Asumamos también que, viniendo de los “Wachos”, cabe esperar alguna reminiscencia de la estética de “Matrix”. Luego vamos al cine y nos encontramos parte de lo que esperábamos: la trama básica del cómic, muy condensada y con algunos personajes menos, lo que hace que se pierda bastante del mensaje contenido en el cómic. Sorprende el hecho de que la estética no recuerde a “Matrix” tanto como cabía esperar, a excepción de la pelea final.

Los seguidores acérrimos del cómic verán algunas escenas añadidas, como el prólogo sobre Guy Fawkes, la teoría de la conspiración, un homenaje a Benny Hill (sorprendentemente bueno), o algunas situaciones sentimentaloides entre “V” y su amiga Evey (paradójicamente, una Evey más distante de “V” que en el original de Moore), que contribuyen a eliminar gran parte de la crítica social que sí estaba presente en el cómic (a excepción de la aparición de “V” por la tele), quedando más bien una historia de intriga y acción. Alan Moore se ha cogido un cabreo monumental, pero eso le pasa siempre (ya lo hemos mencionado antes), así que tampoco hay que hacerle mucho caso. Diga lo que diga Moore, y al contrario de lo que pasaba en “Constantine” (película decente, adaptación desastrosa), “V de Vendetta” es una buena película y una adaptación parcialmente fiel, según se mire, del cómic original. Por supuesto, el cómic es más profundo y da mucho más que pensar, ya que posee un gran contenido político. También da más trabajo, ya que requiere varias lecturas para poder apreciar todo el contenido que encierra el guión de Alan Moore, cuya crítica va realmente dirigida al pueblo llano. Pero, como digo, todo esto queda fuera de la película. Espero que alguno de vosotros se pique y decida leer el cómic.



Desde el punto de vista técnico, “V de Vendetta” cuenta con una buena fotografía y una excelente dirección artística. El montaje varía de ritmo en función de la velocidad de la acción, y no hay muchos efectos especiales, en contra de lo que se podría esperar. La banda sonora de Dario Marianelli me ha gustado bastante, aunque es posible que el espectador se deje llevar más por los compases de la Obertura 1812 de Tchaikovsky, donde el compositor describía la victoria de los rusos sobre los franceses durante las guerras napoleónicas. Cuando se interpreta correctamente, esta pieza se acompaña con unas salvas durante su parte final, que representan el avance de los rusos hacia las fronteras del imperio francés, en persecución de Napoleón. En la película, el fuego de los cañones se hace coincidir con las explosiones, lo que da mucho simbolismo a la escena.

Por mi parte, la película me ha parecido mejor de lo que esperaba, teniendo siempre presente la imposibilidad de recoger toda la riqueza argumental de la obra original y la más que predecible intención de la productora de mostrar una mayor “corrección política”. Además, he tenido la ocasión de verla en versión original, donde la suave voz de Hugo Weaving es perfecta para el personaje de “V”. No puedo decir lo mismo del doblaje español realizado por Armando Carreras, un individuo que después de cargarse medio reparto de “Batman Begins” ha decidido atacar de nuevo. Qué pena.

© Zineman