[Cine] E.T. el Extraterrestre

Otra semana aciaga para las carteleras cinematográficas, así que nos damos un paseo hasta la estantería y elegimos un DVD.

Steven Spielberg es uno de los cineastas más queridos por el público, aunque también cuenta con algunos detractores. De todos modos, su influencia en el séptimo arte es indiscutible, y seguramente el cine actual no sería lo mismo si aquel chaval de Cincinnati no hubiera abandonado la universidad para probar suerte como director de películas. “El Diablo Sobre Ruedas”, “Tiburón”, “Encuentros en la Tercera Fase”, “E.T. el Extraterrestre”, la trilogía (por el momento) de Indiana Jones, “La Lista de Schindler”… Imaginad que no se hubieran rodado. Por algo se le llama el “rey Midas” de Hollywood.

1977. Spielberg dirige “Encuentros en la Tercera Fase”, una película de ciencia-ficción en la que se propone un planteamiento bastante inusual: los extraterrestres son buena gente y quieren ser amigos nuestros. No es la primera vez que se utiliza esta idea, aunque hasta entonces no se ha empleado nunca en una superproducción. Algún sector del público puede encontrarlo impopular, ya que priva a los Estados Unidos de salvar el planeta (una vez más). A pesar de esta “tremenda carencia argumental”, la película se convierte en un gran éxito de crítica y público.

1981. El equipo de rodaje de “En Busca del Arca Perdida” se encuentra en Túnez rodando exteriores. Acompañando a Harrison Ford se encuentra su entonces esposa, Melissa Mathison, a quien Spielberg comenta por casualidad una idea que ha tenido para una película. El caso es que la Sra. Ford empieza a tomar notas y acaba escribiendo el primer borrador de un guión.



1982. Con un presupuesto bastante bajo (unos diez millones de dólares), la versión final de aquel guión comienza a rodarse en Los Angeles. Su título provisional es “A Boy’s Life”, pero todos la acabaremos conociendo como “E.T. el Extraterrestre”. Al igual que sucedió con “Encuentros en la Tercera Fase”, algunos grandes estudios han rechazado el proyecto, ya que, según ellos, el único extraterrestre que vende es el invasor. Incluso la Universal, que finalmente se hace cargo del proyecto tras la retirada de Columbia (que prefiere rodar “Starman”), lo considera una mera película infantil que tendrá unos beneficios normalitos. Sin embargo, da luz verde por su reducido presupuesto.

La historia de “E.T.” es bastante simple. Con el objetivo de investigar la vegetación de la Tierra, una nave extraterrestre aterriza en un bosque cercano a Los Angeles. Sorprendidos por la gente de la NASA, los alienígenas se ven obligados a partir apresuradamente, pero uno de ellos ha quedado rezagado. Para escapar de sus perseguidores, se oculta en uno de los suburbios de la ciudad, donde conocerá a Elliot, un niño de diez años con el que entablará una gran amistad y del que recibirá un nombre, E.T.



No son pocos los que han acusado a Spielberg de caer con frecuencia en el sentimentalismo barato, algo que efectivamente ha sucedido en ocasiones. Como todo ser humano, Spielberg tiene sus manías. Un tema recurrente en su filmografía es el de la familia rota por el divorcio de los padres (igual que la suya propia, como hijo y como padre). Pero las emociones que se desprenden de “E.T.” son completamente sinceras. Spielberg nos ofrece el recuerdo de una infancia solitaria y vacía que sólo encuentra sentido cuando ocurre algo absolutamente extraordinario, al tiempo que reflexiona sobre la inocencia de los niños, que les permite enfrentarse a lo desconocido sin ninguna clase de prejuicios. Por último, se pregunta qué demonios nos pasa cuando nos convertimos en adultos, y por qué perdemos gran parte de todo lo bueno que hay en nosotros.

Para reflejar todas estas inquietudes, Spielberg nos cuenta cómo surge la gran amistad entre un niño y un extraño (llevado a su máxima expresión al convertirlo en extraterrestre), y escenas como la de E.T. curando el dedo herido de Elliot, las bicicletas voladoras o el lacrimógeno final han quedado para el recuerdo. De hecho, la película se rodó en orden cronológico para conseguir una mejor respuesta emocional por parte de los actores, ya que de este modo comprenderían y asimilarían más fácilmente la evolución de los sentimientos de los personajes. Ninguna de las personas que interviene en la escena final está actuando. Su emoción es real.



En el reparto destacan los niños Henry Thomas y Drew Barrymore, acompañados por su “hermano mayor”, Robert MacNaughton. La madre está interpretada por Dee Wallace Stone, y el otro adulto relevante es Peter Coyote, como líder en-el-fondo-buena-persona del equipo de la NASA. En la famosa escena de las ranas podemos ver a una jovencísima Erika Eleniak, años antes de formar parte de la primera generación de “Los Vigilantes de la Playa”. Pero la verdadera estrella, quien roba el protagonismo a todos sus compañeros, es un muñeco de ojos gigantescos, diseñado por Carlo Rambaldi. Entre sus virtudes no está precisamente la belleza, pero es capaz de transmitir una gran ternura, ayudado por la estupenda banda sonora de John Williams.

Como puede apreciarse a la vista del reparto, “E.T.” es fundamentalmente una película hecha por y para niños. La cámara se sitúa casi siempre a la altura de los ojos de Elliot, y el único rostro adulto que vemos en la película, a excepción del tramo final, es el de su madre. Incluso el personaje de Peter Coyote, cuyo nombre nunca se revela, por lo que aparece acreditado como “Keys” (“Llaves”) debido a su poblado llavero, tiene un diálogo con Elliot en el que recuerda su propia infancia, asegura que lleva esperando ese momento desde que tenía diez años, y que se alegra de que Elliot encontrara a E.T. antes que él. Vaaaaaale, la trama también tiene algún cabo suelto, como la milagrosa (e inexplicada) recuperación de E.T. después de su sobrecogedora agonía, pero creo sinceramente que la película queda por encima de este tipo de cosas.

Antes de su estreno, “E.T.” fue presentada en la sección no oficial del Festival de Cannes. Al concluir la proyección, el público premió la película con una ovación que duró veinte minutos. Con el tiempo, acabó convirtiéndose en la cinta más taquillera de la década de los 80. En España recaudó 1.800 millones de pesetas del año 1982, seguida por “Regreso al Futuro”, que consiguió una taquilla de 800 millones en 1985.

Años después de su estreno, se consideró la posibilidad de rodar una segunda parte, titulada “Miedos Nocturnos”. La película contaría cómo Elliot y sus hermanos son secuestrados por extraterrestres de una especie diferente a la de E.T. (se supone que las dos especies se encontrarían en guerra). Por supuesto, E.T., cuyo nombre real sería Zreck, tendría que rescatar a los chicos. El proyecto fue finalmente descartado.



En 2002, coincidiendo con el 20º aniversario de su estreno, llegaba a los cines la edición especial de “E.T. el Extraterrestre”, con un par de escenas nuevas, en las que E.T. estaba generado por ordenador. No estaba mal hecho, pero se notaba un montón. Mucho mejor quedan los retoques efectuados en unas cuantas escenas antiguas, para aumentar la expresividad del muñeco. De todos modos, era una buena excusa para que toda una generación, que había conocido a E.T. únicamente por la televisión, disfrutara de la película en el cine.

El paso de los años ha convertido a “E.T. el Extraterrestre” en uno de los clásicos del cine familiar, y resulta muy agradable comprobar que hoy en día sigue manteniendo toda su frescura y su emotividad.

© Zineman