[Cine] Sin Perdón

A estas alturas, hablar de mi admiración por Clint Eastwood resulta tan repetitivo como innecesario, ya que hoy es la sexta vez que visita esta sección. Ya sabéis que este señor comenzó su carrera como actor, dando después el salto a la producción y dirección de películas, campos en los que ha cosechado gran cantidad de merecidos éxitos. El año pasado triunfó con esa obra maestra llamada “Million Dollar Baby”, pero doce años antes ya se había ganado el reconocimiento de Hollywood gracias a uno de sus géneros más característicos, el western, por el que nadie daba un duro en aquel entonces. Estamos hablando, cómo no, de “Sin Perdón”.

El guión de “Sin Perdón”, firmado por David Webb Peoples (uno de los cientos de guionistas que participaron en “Blade Runner”), comenzó a dar vueltas por los estudios en los años 70. Llegó a manos de Clint Eastwood, que no lo leyó hasta la década siguiente porque la persona de Malpaso encargada de revisar guiones había pasado un informe diciendo que no era muy bueno. Desconozco si Clint despidió a esta persona.



Pues eso, que cuando Eastwood leyó el guión se quedó encantado con la historia y adquirió los derechos de filmación, pero se consideraba aún algo joven para interpretar al protagonista. Como no quería delegar en nadie, decidió paralizar el proyecto unos diez años. A principios de los 90, el guión fue desempolvado y las cámaras empezaron a rodar. En cuestión de 39 días, la fotografía principal había concluido. “Sin Perdón” se estaba convirtiendo en una realidad.

La película comienza en Big Whiskey, un pequeño pueblo del Oeste. Un vaquero ha agredido a una prostituta, desfigurando su rostro con un cuchillo. Ante la pasividad del sheriff local, más preocupado por que se compense al dueño del burdel que por el estado de salud de la víctima, a la que dispensa un trato mercantil, las compañeras de esta última deciden ofrecer una recompensa por matar al vaquero y al amigo que le acompañaba. En ese momento entra en escena William Munny, un ex-pistolero que ha logrado reconducir su vida gracias a su esposa, ya fallecida.

- Usted no parece un asqueroso y odioso hijo de perra asesino sin entrañas.

En contra de lo que pueda parecer a primera vista, “Sin Perdón” no es una simple historia de venganza. A lo largo de la película se plantean varias cuestiones éticas que conforman un involuntario mensaje en contra de la violencia (digo involuntario porque así lo ha reconocido Eastwood, que afirmó haberse limitado a rodar la historia tal y como figuraba en el guión). Por ejemplo, ¿merece morir el segundo vaquero? Él no había tomado parte en la agresión contra la prostituta, e incluso intentó detener a su compañero. También se le puede ver ofreciendo una yegua a la chica, en un intento de compensar el delito cometido por su amigo. La crudeza de la escena en que muere ayuda al espectador a considerar que igual nos hemos pasado un poco con él.

Otro caso parecido, aunque más incierto, es el del dueño del burdel. En la escena final, Munny se lo carga sin piedad alguna:

- ¡Es usted un miserable y cobarde hijo de perra! ¡Ha matado a un hombre desarmado!
- Pues debió haberse armado cuando decidió decorar su salón con mi amigo.



Cuando el sheriff lo acusa de haber matado a un hombre desarmado, podemos pensar que tiene razón. Sin embargo, cuando Munny da su respuesta nos induce a la duda, ya que su argumento también tiene peso.

Pero para mí la escena más profunda de la película es la conversación de Munny con su joven compañero, que tiene los nervios destrozados después de haber completado el trabajo. En ella le ofrece su comprensión, reflexionando sobre lo que implica matar a alguien:

- Matar a un hombre es algo muy duro. Le quitas todo lo que tiene… y todo lo que podría tener.

Para entonces, el protagonista ya nos ha explicado que todos los pecados de su pasado se debían al alcohol, y que logró dejar esa vida gracias a su esposa. De hecho, recurre a la botella antes de regresar al pueblo para la confrontación final, en un intento de reunir fuerzas que le permitan llevar a cabo su venganza.

- Todo el que quiera seguir con vida… será mejor que se largue.

Si a cuestiones como estas le añadimos detalles como los problemas de Munny para controlar a su caballo, su falta de puntería tras años sin utilizar un arma, o el diálogo final sobre la suerte (del que hablamos un poco más adelante), “Sin Perdón” se revela como un western absolutamente desmitificador del género. No hay nada de nobleza en liarse a tiros con un oponente y matarlo. No hay nada de atractivo en la vida de pistolero. No hay nada de romántico en vivir al margen de la ley. En este sentido, la película viene a tener la misma mala leche que “Brokeback Mountain” (pero sin dormir a las ovejas, claro). ¡Un momento! ¿He dicho “Sin Perdón” y “Brokeback Mountain” en la misma frase? ¡Jarlllll, qué sacrilegio! ¡Borra eso, Jesús!

En fin, a lo que iba. Aparte de un excelente guión, la película se fundamenta en la magistral dirección del amigo Clint y en un fenomenal reparto encabezado por un verdadero póker de ases: el propio Clint Eastwood, que interpreta a William Munny; Gene Hackman, en el papel del sheriff; Morgan Freeman, como Ned, un compañero de Munny; y Richard Harris, que interpreta a Bob “el Inglés”, uno de los mejores personajes secundarios de la década de los 90:

- Ah, el clima es el culpable. Eso y las infernales distancias.
- ¿De qué?
- Induce a la gente a disparar a personas importantes.
- Sí... Eh...
- ¿Sabe? Lo cierto es que es un país salvaje. Es el segundo (presidente) contra el que disparan en veinte años. Disparar a personas importantes es de gente incivilizada.



Casualmente, Richard Harris estaba viendo “Infierno de Cobardes” en la tele cuando recibió una llamada telefónica de Clint para ofrecerle el papel. El azar es así de caprichoso. Tampoco faltan referencias, esta vez totalmente premeditadas, a otras películas de Clint Eastwood, como la escena en la que le explica al escritor que no ha seguido ningún orden para matar a la gente que había en el local:

- ¿A quién ha matado primero?
- ¿Qué?
- Cuando un buen pistolero se enfrenta a un número superior de hombres, siempre dispara antes sobre quien mejor dispara.
- ¿Es así?
- Sí, me lo dijo Little Bill. Seguro que es el primero que mató.
- Tuve suerte en el orden... Pero siempre he tenido suerte cuando se trata de matar.
- Ajá. ¿Y quién fue el siguiente? Clyde, ¿verdad? Debe de haber sido Clyde, o quizá el ayudante Andy. No creo que...
- Lo único que sé es quién será el último.

Este diálogo, desmitificador al cien por cien, es un guiño a una escena de “El Fuera de la Ley”, en la que Josey Wales (Clint Eastwood) le brinda a su amigo indio una detallada explicación sobre cómo ha decidido en qué orden debía cargarse a un puñado de pistoleros:

- ¿Cómo adivinaste cuál iba a ser el primero en disparar?
- En el centro había uno con el revólver muy alejado de la mano. El de su lado estaba muy asustado. No iba a tener tiempo de reaccionar. Sin embargo, el de la izquierda tenía ojos de loco. Pensé que sería el primero en actuar.
- ¿Y el que estaba a la derecha?
- No le hice caso. Estabas tú allí.

El éxito de “Sin Perdón” es de sobra conocido. Ganó cuatro premios Oscar: mejor película, mejor director, mejor actor de reparto (Gene Hackman) y mejor montaje. Se convirtió en el tercer western de la historia en ganar el premio a la mejor película, después de “Cimarrón” y “Bailando con Lobos”. Además, Eastwood consiguió resolver un pequeño problema familiar. Su madre había participado como extra en la película, en una escena en la que se la podía ver subiendo al tren. Parece ser que la pobre mujer tuvo que llevar un vestido muy pesado durante el rodaje y lo pasó bastante mal, así que enterarse de que su hijo había eliminado la secuencia por razones de metraje no le sentó muy bien. Sólo le perdonó después de que la invitara a la ceremonia y la colmara de agradecimientos durante sus discursos de aceptación. Y es que madre no hay más que una.

© Zineman

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Esta crítica esta dedicada a una amiga, admiradora incondicional de Clint Eastwood, que está atravesando un mal momento personal. Ojalá todo se arregle lo antes posible. Te queremos y te lo mereces. (Zineman)