[Cine] El Ilusionista vs. El Prestigio
Estrictamente hablando, la magia es un acto sobrenatural, un arte o ciencia oculta que permite obtener resultados que contradicen las leyes de la Física. A menudo se confunde con la prestidigitación o ilusionismo, consistente en crear en el espectador la ilusión de que algo imposible está sucediendo. Gran parte de la culpa de esta confusión la tienen los primeros ilusionistas, en cuyas campañas de publicidad, allá por el s.XIX, no se dejaba clara la naturaleza tramposa de la prestidigitación.
Lo que el espectador debe tener siempre claro es que todo lo que está viendo parece real, pero no lo es en absoluto. Cuando acudimos a un espectáculo de este tipo, sabemos que el artista nos va a engañar, y que no vamos a ser capaces de sorprenderle con las manos en la masa. Precisamente por esta razón vamos a verle, para comprobar con qué habilidad nos engaña el tío.
La primera de las películas que hoy nos ocupa es “El Ilusionista”, que se estrena el viernes que viene y se basa en un relato corto de Steven Millhauser, titulado “Eisenheim el Ilusionista”. La historia comienza en la Viena de finales del XIX o principios del XX, con la llegada del famoso ilusionista Eisenheim, cuyo espectáculo llena el teatro todas las noches. El negocio va viento en popa hasta que el príncipe heredero acude a una de las funciones en compañía de su prometida Sophie, a la que hace participar en uno de los números de Eisenheim. En ese momento, el mago reconoce a la joven, que fue su amor de juventud, y decide jugarse el todo por el todo, con el fin de reconquistar a su amada. De este modo, Eisenheim pone en práctica un arriesgado plan que le llevará a enfrentarse con el príncipe y con la policía vienesa.
El reparto está encabezado por Edward Norton en el papel de Eisenheim, Paul Giamatti como el inspector jefe Uhl y Jessica Biel como Sophie. El malo de turno es Rufus Sewell, que interpreta al príncipe. El guión y la dirección corren a cargo de Neil Burger, un quasinovato (esta es su segunda película).
“El Ilusionista” es una película entretenida, con una cuidada ambientación y una fotografía algo oscura que contribuye a dar un aire más “mágico” a la historia. El despliegue de trucos está bastante logrado, y de hecho es el propio Edward Norton el que realiza gran parte de los mismos, aunque no esperéis que os desvelen ningún secreto. En ese caso, dejaría de ser “magia”.
Lo mejor de la película son las interpretaciones de Edward Norton y Paul Giamatti, y la agradable sorpresa que supone ver a Jessica Biel huyendo de los papeles de adolescente que la han perseguido desde el inicio de su carrera. Por buscar alguna pega, podemos decir que el principio de la historia es un poco lento, pero una vez están dispuestos todos los elementos de la intriga, la trama incrementa su ritmo hasta que llegamos al desenlace y comprobamos si Eisenheim sale airoso o no.
La segunda película de hoy se titula “El Prestigio”, y en España no se estrenará hasta enero de 2007, pero me divierte volver a publicar una crítica doble. “El Prestigio” está basada en la novela homónima de Christopher Priest. Hace meses que oigo hablar maravillas de este escritor, pero lo cierto es que las dos novelas suyas que he leído me han aburrido bastante, y “El Prestigio” es una de ellas. Le gusta demasiado mezclar los puntos de vista de los distintos personajes, siempre de forma muy enrevesada e incluyendo deliberadamente una gran cantidad de contradicciones. Al final, el lector no sabe muy bien qué esta sucediendo exactamente. Demasiado surrealista.
“El Prestigio” nos cuenta la historia de dos ilusionistas, Robert Angier y Alfred Borden, cuya amistad se trunca cuando un error de Borden durante un espectáculo causa la muerte de la esposa de Angier. A partir de ese momento, cada uno se establece por separado y se dedica a torpedear el espectáculo del otro, con lo que su rivalidad se convierte en una auténtica guerra. Cuando Borden lleva a cabo el truco de transportación más sensacional que se ha visto jamás, Angier se obsesiona con descubrir la solución de dicho truco.
El título de la película se debe al concepto del ilusionismo que tiene Cutter, el ingeniero de Angier. Para él, todo gran truco se compone de tres actos: en el primero, el ilusionista muestra un objeto en apariencia corriente; en el segundo, lo hace desaparecer; y en el tercero lo hace reaparecer sin que el público sea capaz de descubrir cómo lo ha hecho. Según Cutter, hacer desaparecer el objeto no es suficiente. Si el truco no culminase con su reaparición, el espectador se sentiría engañado. El hecho de que algo desaparezca y reaparezca es lo que hace que el truco parezca real, y por ese motivo Cutter llama “el Prestigio” tanto al objeto reaparecido como al tercer acto del truco.
El reparto está encabezado por Hugh Jackman y Christian Bale en los papeles de Angier y Borden, eficazmente secundados por Michael Caine, que interpreta a Cutter. Scarlett Johansson tiene un breve papel como Olivia, la asistente de Angier. Un irreconocible David Bowie interpreta a Nikola Tesla, un inventor croata que existió en realidad y que trabajó sobre todo en el campo de la electricidad. Dirige Christopher Nolan, coautor del guión junto a su hermano Jonathan.
En la novela, la gracia está en que los dos ilusionistas realizan el mismo truco utilizando métodos distintos. Borden es el creador del truco, y observa divertido la desesperación de Angier, que intenta descubrir el secreto. Cuando Angier incluye el número en su espectáculo, las tornas se cambian y es Borden el que se obsesiona con la búsqueda del secreto, ya que es imposible que Angier utilice el mismo método. En la película, la idea es más o menos la misma, aunque se eliminan algunas subtramas y se reduce mucho el papel de algunos personajes, pero el tema central sigue siendo la contraposición entre Borden y Angier, y su lucha por demostrar quién de los dos es mejor mago.
A lo largo de este duelo descubriremos que todo vale, y que tanto Borden como Angier son mala gente. Ambos se entregan en cuerpo y alma a una guerra sin cuartel, que les ocasionará grandes pérdidas a ambos. La única diferencia es que Borden es más brillante y desarrolla sus propios trucos, mientras Angier sólo ansía poseer el secreto de su rival y robarle el aplauso del público. De hecho, su forma de realizar el dichoso truco infringe la principal regla del ilusionismo. Cuando veáis la película entenderéis a qué me refiero.
Christopher Nolan vuelve a dar muestras de su habilidad a la hora de crear ambientes, repitiendo el esmero en la ambientación del que hacía gala en “Batman Begins”. Es más, ha vuelto a recurrir a dos actores con los que ya trabajó entonces, Christian Bale y Michael Caine. Deben llevarse muy bien los tres, porque ahora mismo están preparando una nueva entrega de Batman, “El Señor de la Noche”. Si fichan a un cuarto, tendrán gente suficiente para echar un mus.
“El Prestigio” es una película de intriga bastante psicológica, plagada de ambigüedades que para algunos espectadores serán un problema, porque dificultan la comprensión de la trama, y para otros serán una ventaja, ya que dan más libertad a la hora de interpretar la historia, enriqueciendo el debate. En general, una ambigüedad bien planteada puede hacer que la película funcione mejor, ya que como público nos gusta entender la historia a nuestra manera. “El Prestigio” es terreno propicio para ello. Todo depende de si a uno le gusta pensar o, por el contrario, prefiere que le den todo hecho.
Por lo tanto, tenemos dos películas distintas sobre el ilusionismo. “El Ilusionista” se estrena esta semana, su eslogan es “Nada es lo que parece” y es una película bastante entretenida. “El Prestigio” llegará en enero, su eslogan es “¿Estás observando atentamente?” y es bastante más compleja, lo que puede hacer que te guste más o menos que su predecesora. Es posible que en eso consista la “magia” del cine.
© Zineman
Etiquetas: Cine
1 Comentarios:
Ambas películas son muy buenas, “El Prestigio” nos oferta una serie de actividades de extrema competición profesional con ánimo de venganza familiar y tono de misterio, por cierto me recuerda a “El Hipnotizador”, una serie de TV, tiene temática similar. En fin, la película tiene una historia entretenida en primera instancia, con diálogos rimbombantes y conjeturas rebuscadas nuestro director ejecuta una obra en fragmentos estilo puzzle pero sin llegar a los extremos, con una cuidadosa fotografía, escenarios planeados con la delicadeza de un gran artífice, maquillaje certero y fidedigno, es obvio que toda la producción se esfuerza por sacar la obra a flote sin el desventajoso desinterés del arrebato, sino con la intención de delicadeza, suspense y tensión, para los amantes de la taquicardia cuya percepción inspecciona hasta al más mínimo detalle, el cual será crucial en la película. Las virtudes de la cinta son evidentes, el guión es una obra escapista/ilusionista con el simple propósito de engañar al espectador y hacerlo sentir diversas emociones; la dirección de actores es exquisita.
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