[Cine] No Es País Para Viejos
Cormac McCarthy
“No Es País Para Viejos”
A dos semanas para la celebración de la entrega de los Oscar, afrontamos nuestro tercer asalto (Expiación y Juno) con “No Es País Para Viejos”, una de las dos películas con mayor cantidad de nominaciones y gran favorita para el premio a la mejor película de 2007.
Los Estados Unidos son un país de contrastes, en el que conviven detalles de lo más simple con situaciones tremendamente complejas, y donde casi siglo y medio después de la guerra civil siguen existiendo grandes diferencias entre el norte y el sur. Precisamente en el sur es donde transcurre la acción de “No Es País Para Viejos”, basada en una novela de Cormac McCarthy, que reflexiona sobre cómo el paso del tiempo apenas ha provocado cambios en esta parte del país.


La historia, ambientada en 1980, comienza con la voz en off del sheriff Ed Tom Bell, uno de los tres pilares de la trama, con las que ya desde el primer minuto de película nos empieza a transmitir la amargura que llena su vida. Enseguida aparece en pantalla el segundo protagonista, un asesino llamado Anton Chigurh, al que de vez en cuando le gusta jugarse la vida de la gente a cara o cruz. Poco después se completa la terna con Llewelyn Moss, un muerto de hambre que trabaja como soldador y que cree haber tenido el golpe de suerte de su vida cuando se topa por casualidad con el escenario de un intercambio entre narcotraficantes. Por el motivo que sea, la “transacción” ha salido mal y los delincuentes han acabado a tiro limpio, así que Moss encuentra el lugar infestado de cadáveres… y un maletín con dos millones de dólares.
En el preciso momento en el que Moss coge el dinero, se desencadena una persecución en la que él es la presa, Antón Chirgurh el cazador, y Bell el representante de la ley que siempre va un paso por detrás de los dos hombres a los que persigue, intentando evitar un desenlace fatal. Esta persecución se convierte así en el hilo conductor de la película, y a lo largo de ella vamos explorando el paisaje del sur, donde descubrimos una gran cantidad de personajes secundarios. Se trata de gente sencilla y parca en palabras, con una vida dominada por la rutina, en la que les ha tocado contemplar siempre el mismo guión, aunque los actores sean diferentes: los cuatreros han dado paso a los narcotraficantes; los caballos a los todoterrenos; los poblados del lejano Oeste a extensos núcleos urbanos; pero la violencia sigue presente, hasta el punto de que para algunos sigue siendo su forma de vida. Todo esto convierte a la película en una especie de western actualizado, con alguna que otra lapidaria reflexión existencialista.
El reparto está encabezado por Tommy Lee Jones, Javier Bardem y Josh Brolin en los papeles del sheriff Bell, Anton Chigurh y Llewelyn Moss. Entre los secundarios podemos ver a Woody Harrelson y Kelly Macdonald. Escriben, producen y dirigen (segunda ocasión en la que acreditan oficialmente su eterna colaboración en producción y dirección) los hermanos Ethan y Joel Coen, a partir de la novela de Cormac McCarthy, que siguen fielmente. De hecho, buena parte de los diálogos están sacados textualmente del libro.

“No Es País Para Viejos” es una película con un estilo sosegado, donde unos personajes muy tranquilos se ven atrapados en una espiral de violencia, en ocasiones gratuita, fruto de la frenética persecución que se ha desencadenado, como casi siempre, por culpa de un motivo tan sencillo como el dinero. También comprobamos lo engañosa que puede ser la suerte, capaz de convertir una situación sencilla y provechosa en otra mucho más compleja y arriesgada. En este sentido, “No Es País Para Viejos” recuerda muchísimo a anteriores películas de los hermanos Coen, como “Sangre Fácil” o “Fargo”, contando también con algunos momentos de atmósfera opresiva a lo “Barton Fink”.
El trabajo de los tres actores protagonistas es sobresaliente, destacando sobre todo el personaje del sheriff Bell, en el que Tommy Lee Jones saca una vez más a ese pedazo de actor que lleva dentro (sirvan de muestra sus impagables dos últimas escenas, con su tío y con su esposa), y que en mi opinión sigue sin ser valorado en su justa medida. Tal vez tenga bastante culpa de ello, en lo que a esta película concierne, la participación de Javier Bardem como Anton Chigurh, un excesivo personaje más fácil de interpretar de lo que parece, lleno de silencios y cuya mayor fuerza reside en poner cara de loco (ojo, que de eso es de lo que se trata, ya que el personaje es así). No le quito mérito a su trabajo, pero tampoco lo quiero sobrevalorar. La película es mucho más que él.
Con todo, la historia de “No Es País Para Viejos” es bastante amarga, y el contagioso pesimismo del sheriff Bell puede dificultar la digestión de la película. Esto hace que requiera más de un visionado para poder apreciar en condiciones toda su riqueza, escondida en parte en los matices de muchos de los personajes secundarios que participan en la trama. A mí me ha gustado más la segunda vez que la he visto, pero me sigue pareciendo una película muy dura, así que creo que también es necesario escoger un buen momento para sentarse a verla.

La nueva cinta de los Coen tendrá mucho que decir en la próxima gala de los Oscar, donde opta nada más y nada menos que a ocho premios: película, director, guión adaptado, actor de reparto (Javier Bardem), fotografía, montaje, sonido y edición de sonido. Es la favorita en las cuatro primeras categorías, pero nunca se sabe. Además, Tommy Lee Jones opta al mejor actor protagonista por otra película, “En el Valle de Elah”, pero muchos de los académicos emitirán su voto teniendo también en cuenta su encarnación del sheriff Bell. Ya pasó hace seis años con Jim Broadbent, premiado por “Iris” pero famoso por su papel en “Moulin Rouge”, así que antecedentes hay. En quince días veremos qué tal le ha ido.
© Zineman
Etiquetas: Cine
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