[IJ] El Templo Maldito
Un par de años después, en 1983, las agendas están despejadas y los tres mosqueteros (Ford, Spielberg y Lucas) se reúnen de nuevo. El que falla esta vez es Lawrence Kasdan, ocupado con otros proyectos. Lucas recurre entonces a los guionistas de “American Graffiti”, Willlard Huyck y Gloria Katz, grandes entusiastas de la cultura india, que casualmente es el lugar donde se quiere ambientar la nueva aventura de Indiana Jones. También se quiere rescatar un conjunto de escenas de acción que se quedaron fuera de “En Busca del Arca Perdida”, bien porque no encajaban en la trama principal o bien porque no se podía cargar más la película. Toda esa acción, con sus chistes y decorados, se vuelca en “Indiana Jones y el Templo Maldito”. En el paquete van las escenas de Shanghai, la balsa/paracaídas y la persecución en la mina.
Una idea que se tiene muy clara desde el principio es que se quiere hacer una película distinta, bastante más oscura. La intención es conseguir algo parecido a lo que “El Imperio Contraataca” representa para “La Guerra de las Galaxias”. Esa es la razón por la que se incluyen en la historia el culto a Kali y la magia negra que lo rodea.
En lo referente a los personajes, Spielberg quiere volver a contar con Marion Ravenwood, pero finalmente se decide que cada película tendrá chica nueva. Para seguir con la tradición, el ligue de Indy se llama Willie, en honor al perro de Spielberg. El papel corre a cargo de Kate Capshaw, elegida entre unas veinte aspirantes. El otro fichaje es un niño que acompaña al arqueólogo, y recibe el nombre de Tapón (Short Round en inglés), que es el perro de los guionistas. El elegido para interpretar a Tapón es Ke Huy Quan, un niño que acompañaba a su hermano pequeño para que éste hiciera la prueba. Son cosas que pasan a veces. Es como dejar tus apuntes a un compañero de clase y que luego él apruebe el examen y tú no.
La película comienza de manera bastante sorprendente, con un número musical: Kate Capshaw interpreta una versión en mandarín de “Anything Goes”. Poco después, la acción se traslada a la India, o mejor dicho a lo que debería haber sido la India. Al parecer, los hindúes son muy susceptibles con las críticas de los extranjeros respecto a su país, y toda película debe someter su guión a una revisión por parte del gobierno. El caso es que los funcionarios hindúes empiezan a exigir que se cambie la historia: “Oye, que no podéis usar la palabra maharajá”. Para evitarse más problemas, el equipo se traslada a Sri Lanka, a los mismos escenarios naturales donde se rodó “El Puente Sobre el Río Kwai” (su director, David Lean, es uno de los ídolos de Spielberg).
En la India aparecen los villanos principales: Amrish Puri, un antiguo luchador, es Mola Ram, el malvado sacerdote de la secta Thuggee, que tarda más de una hora en hacer su aparición en la película; Roshan Seth es Chattar Lal, ministro del maharajá; y Pat Roach vuelve a tener su papel de malvado, interpretando al barbudo jefe de los guardias. El preciado objeto de deseo es en esta ocasión una piedra mágica, que trae “fortuna y gloria” a su poseedor.
Al igual que “En Busca del Arca Perdida”, “Indiana Jones y el Templo Maldito” tiene varias escenas que han quedado grabadas para siempre en la memoria de los espectadores: la “exquisita” cena en el palacio, preludio del pasadizo repleto de bichos (el equivalente al pozo de almas de la primera película); el templo maldito, con su enorme sala de ceremonias y las minas; la pelea de Indiana Jones contra todos, antes de la persecución de vagonetas; y el clímax final en el puente colgante (que por supuesto se ha de romper).
Para no ser menos que su predecesora, el rodaje de “Indiana Jones y el Templo Maldito” no está exento de problemas. El más grave se produce cuando Harrison Ford se lesiona (hernia) durante la pelea en la habitación del palacio. Tiene que ser operado y guardar reposo tres semanas. Durante ese periodo, Spielberg rueda la pelea en la mina con un doble. Cuando Ford vuelve al plató, se ruedan los primeros planos y aquí no ha pasado nada.
En el puente colgante, obra de varios ingenieros que trabajan en la construcción de una presa cercana, tiene lugar una anécdota curiosa. Ningún miembro del equipo se atreve a ser el primero en poner el pie en el puente, y a Spielberg casi le da un infarto cuando ve a Harrison Ford atravesarlo a la carrera para probar su resistencia. A pesar de esta demostración, Spielberg sigue prefiriendo conducir varios kilómetros para pasar de un lado a otro.
Antes del estreno, Lucas y Spielberg tienen un último problema del que preocuparse. Al principio se otorga a la cinta la calificación PG (el equivalente a nuestro Para todos los públicos), pero el contenido violento de la película provoca muchas críticas para esta decisión (desde luego, NO es una película para niños). Spielberg se reúne con Jack Valenti, de la Motion Picture Association, para preguntarle si existe alguna categoría intermedia entre la indulgente PG y la excesiva R (que obliga a los menores de 17 años a asistir acompañados por un adulto). Valenti responde que no la hay, pero a los pocos días se crea la PG-13 y todos contentos. Las influencias de Spielberg darían nuevamente sus frutos a la hora de calificar “Gremlins”, que obtendría otra PG-13. De no estar el rey Midas de por medio, es probable que estas dos películas se hubieran llevado la tan temida R.
En 1984, “Indiana Jones y el Templo Maldito” consigue un éxito de público similar al de “En Busca del Arca Perdida”, aunque recibe peores críticas por ser mucho más siniestra. Cierto es que se les fue la mano (la escena del sacrificio, por ejemplo, es bastante fuerte), y la película es más oscura de lo que se había pretendido en un principio, pero en su defensa hemos de recordar que la intención principal era rodar algo nuevo. “Indiana Jones y el Templo Maldito” es una secuela totalmente original y muy novedosa, que funciona perfectamente como película independiente de su predecesora. No se volvió a rodar “En Busca del Arca Perdida”, y para mí este es un logro mucho más importante que el exceso cometido.
Incluso la pobre Kate Capshaw tuvo que hacer frente a los ataques de varias organizaciones feministas por su papel de Willie Scott. Claro, claro, y lo de casarse con Spielberg también formaba parte del papel, ¿no? En fin, no estaría de más que aprendiéramos todos a distinguir realidad de ficción de una vez, y a no crear problemas donde no los hay, que ya tenemos bastantes. Recordemos que “Indiana Jones y el Templo Maldito” es simplemente una película de aventuras. Por favor.
La semana que viene volveremos con dos Jones, porque uno ya me empieza a parecer poco…
Última entrega: Indiana Jones y la Última Cruzada (22 junio)
© Zineman
Etiquetas: Cine
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