[Cine] Solo ante el Peligro
- Sí. Sí, toda mi vida, una gran vida. Se arriesga la piel cazando criminales y luego los jurados los sueltan para que vuelvan y disparen contra uno. Si se es honrado, se es pobre toda la vida, y al final se viene a morir asesinado en cualquier callejuela solitaria. ¿Por qué? Por nada. Por una estrella de latón.
- Escuche. El juez se ha marchado, Harvey ha dimitido y yo no consigo encontrar voluntarios.
- Sí, me lo figuro. Todo ha ido demasiado ligero. A muchos les da por hablar de orden y de ley en vez de hacer algo básico en que apoyarlas, tal vez porque en el fondo no les importa en absoluto. Esa es la triste realidad.

Hadleyville es un apacible pueblo del Oeste, debido en gran parte al magnífico trabajo del sheriff Will Kane, que durante los últimos cinco años ha velado celosamente por el cumplimiento de la ley. Hoy es un día de celebración, ya que Kane va a casarse con su prometida y a cesar en su cargo como agente de la ley. Aunque su sustituto no llegará hasta el día siguiente, los lugareños insisten en que Kane cuelgue la estrella y comience su luna de miel inmediatamente. Al fin y al cabo, ¿qué puede pasar?
Pues, por ejemplo, que aparezcan en el pueblo tres pistoleros a los que Kane envió hace años en la cárcel. Han sido vistos en la estación de ferrocarril, y se cree que están esperando la llegada del tren de las doce, en el que llegará el jefe de la banda, Frank Miller (no confundir con el guionista de cómics como “Batman”, “Sin City” y “300”). Son las once menos veinte, y los vecinos lo tienen claro: Kane debe abandonar Hadleyville cuanto antes. Aunque al principio se deja convencer, al poco rato el todavía sheriff decide dar media vuelta, quedarse y hacer frente a la banda de Miller, ya que es su deber.
En el tiempo que le queda, Kane intentará reclutar voluntarios para ayudarle en su tarea, pero poco a poco irá descubriendo el amargo sabor de la ingratitud. Tenemos de todo: el juez, que es el primero en hacer el equipaje y salir por pies (cuando Kane regresa al pueblo, se lo encuentra casi de milagro); su ayudante, que condiciona su participación al apoyo de Kane en su nombramiento como nuevo sheriff; su predecesor, que se escuda en que su artritis lo convertiría en un lastre más que en una ayuda; la dueña del saloon, antigua novia de Kane, que sube al tren antes que el maquinista; un amigo que finge no estar en casa; los vecinos, que le echan en cara que no haya abandonado el pueblo, lo que le habría facilitado las cosas a todos; el valiente de turno, que se apunta cuando cree que van a encontrarse en franca superioridad numérica y se borra cuando Kane no consigue reclutar a nadie más. Incluso su recientísima esposa duda entre abandonarlo o permanecer junto a él. Al final, Kane tendrá que enfrentarse a Miller y los suyos sin ayuda ninguna. Y no me acuséis de reventaros la trama, porque de eso ya se ha encargado el título, jeje.
El papel protagonista recae en Gary Cooper, acompañado por una joven Grace Kelly, en el que fue su primer trabajo importante. Entre los secundarios podemos ver a Lloyd Bridges como ayudante trepa, Katy Jurado como dueña del saloon y Lee Van Cleef como uno de los matones de Miller (que no tiene una sola línea de diálogo). Dirige Fred Zinnemann (no, no es pariente) y produce Stanley Kramer, uno de los realizadores más valientes de aquel Hollywood, con títulos como “Adivina Quién Viene Esta Noche”.

“Solo ante el Peligro” es un western muy sencillo, estructurado en forma de cuenta atrás, que nos muestra la progresiva angustia del sheriff, alternando sus carreras a lo largo y ancho del pueblo con planos del reloj de su oficina. Partiendo de una situación inicial de relativa confianza en sus posibilidades, Kane se va desmoronando ante el abandono de su ayudante y de sus amigos, lo que le lleva a buscar ayuda entre los clientes del saloon, algunos de ellos partidarios de Miller, y, en un último intento desesperado, a irrumpir en la iglesia mientras se está oficiando la misa.
A medida que se van sucediendo todos estos hechos, vemos cómo el sheriff se reafirma en su decisión, aunque los vecinos no lo merezcan en absoluto, ya que lo considera su deber. El broche de este crescendo lo pone el propio Kane escribiendo su testamento mientras apura los últimos minutos en su oficina, antes de salir a la calle para que el plano se abra y podamos comprobar que está completamente solo. Poco después comienza su duelo suicida contra la banda de Frank Miller, en el que el director juega hábilmente con las luces y sombras, con excelentes primeros planos de Gary Cooper, en los que explota estupendamente su mirada. Lo mismo sucede con los posos de carga crítica del guión, que en las últimas escenas se pueden apreciar en las calles del pueblo, desiertas durante el tiroteo y abarrotadas a la conclusión del mismo.

Si nos remontamos al año 1951, descubrimos en el estreno de “Solo ante el Peligro” un alarde de valentía, ya que fueron muchos los que la consideraron absolutamente antiamericana, dada la clarísima referencia que se hacía a las listas negras de la caza de brujas. Una de las voces que más alto se alzó fue la de John Wayne (políticamente situado a la derecha de la ultraderecha), que le tenía ganas a Gary Cooper por su reputación de demócrata liberal (en otras palabras, que era de derechas pero no mucho) y por su vago testimonio en su declaración ante el comité HUAC del senador McCarthy. Cooper, arrierito como él solo, se vengó de John Wayne pidiéndole que recogiese su Oscar al mejor actor, que ganó precisamente por esta película, ante su imposibilidad de asistir a la gala. La respuesta de Wayne llegó en 1959 con el rodaje de “Río Bravo”, que se concibió como una versión derechista de “Solo ante el Peligro”. Años más tarde, con Cooper ya fallecido, John Wayne seguía tan cabreado que no vacilaba en inventarse detalles, como en la escena en la que Kane deja caer su estrella, afirmando “el Duque” que el sheriff la pisotea, cosa que no sucede en absoluto.
Cincuenta y tantos años después de su estreno, “Solo ante el Peligro” es por derecho propio uno de los títulos emblemáticos del western, y el trabajo por el que más se recuerda a Gary Cooper hoy en día. No en vano, su Will Kane es uno de los héroes clásicos del cine americano, y ocupa el quinto puesto en la lista elaborada en su día por el American Film Institute, sólo superado por Atticus Finch ( “Matar a un Ruiseñor”), "Indiana Jones", James Bond y Rick Blaine (“Casablanca”). Casi nada.
© Zineman
Etiquetas: Cine
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