[Cine] Watchmen
Extracto del discurso que JFK iba a pronunciar en Dallas el 22 de noviembre de 1963
Quis custodiet ipsos custodes?
(¿Quién vigila a los vigilantes?)
Sátira VI, Juvenal, siglo II
1985. Nos encontramos al borde de la III Guerra Mundial. La tensión entre los Estados Unidos y la Unión Soviética ha alcanzado su punto álgido, en gran parte por la agresiva política exterior del presidente Nixon, y todo el mundo cree que la contienda es algo inevitable.
Sí, Nixon. Nuestra historia es una ucronía cuyo punto de inflexión se sitúa en 1959, cuando un accidente ocurrido en unos laboratorios militares transforma al científico Jonathan Osterman en el Dr. Manhattan, cuyos superpoderes incluyen la capacidad de reestructurar la materia a nivel atómico, la teleportación, una ligera clarividencia y creerse el pitufo nudista. Gracias a él, los Estados Unidos ganaron fácilmente la guerra del Vietnam, y la balanza mundial de poder quedó claramente inclinada hacia su lado, lo que permitió a Richard Nixon gozar de unos índices de popularidad sin precedentes, hasta el punto de poder revocar la limitación de mandatos presidenciales y ocupar la Casa Blanca en un tercer y cuarto mandatos. ¿Que qué fue de Woodward y Bernstein? Al parecer, Nixon hizo que los asesinaran, así que el asunto del Watergate no llegó a trascender a la opinión pública.
En este mundo alternativo destaca la figura de los vigilantes, justicieros enmascarados que en el momento de la acción van por su segunda generación: Búho Nocturno, el Dr. Manhattan, Laurie Juspeczyk, Rorschach y Ozymandias. Llama la atención el hecho de que ninguno de ellos posee superpoderes (a excepción del Dr. Manhattan), y de que en el año 1977 fueron obligados a retirarse o trabajar para el Gobierno, en virtud de la aprobación del denominado Acta de Keene. Sin embargo, vuelven a reunirse cuando el Comediante, uno de los vigilantes de la primera generación, es asesinado.
Este es el escenario en el que se ambienta “Watchmen”, la novela gráfica de Alan Moore (insisto, el tío da verdadero miedo) y Dave Gibbons, ganadora en 1988 del Premio Hugo, que viene a ser algo así como el Nobel de la literatura de ciencia-ficción. Al comité le sentó bastante mal que un cómic ganase el premio, y cambió las normas para evitar que semejante hecho se volviera a producir. Para entonces ya era tarde, porque la crítica se había deshecho en elogios, al igual que los rivales de DC Comics (con Marvel a la cabeza, que no ahorró un solo aplauso para la “Distinguida Competencia”). Por su parte, los frikis habían empezado a referirse a “Watchmen” como “’El Señor de los Anillos’ del mundo del cómic”.
“Watchmen” es una desmitificación absoluta de la figura del superhéroe tradicional, narrada con un estilo muy innovador en su día, ya que recurre a métodos claramente cinematográficos (como los flashbacks), en detrimento de herramientas clásicas de los cómics, como las onomatopeyas o los bocadillos de pensamiento. Alan Moore se aproxima a sus personajes intentando potenciar su vertiente más humana (y por lo tanto más frágil), en un mundo que se desmorona por momentos. De este modo, el autor plasma en su obra temas tan dispares como el fin de la civilización (al menos, tal como la conocemos), las teorías de la conspiración, la autoridad, la megalomanía, el maniqueísmo, el determinismo, la lógica (por aplastante, dura e injusta que ésta resulte) y, por último, la moral. Cada uno de los vigilantes enfoca la situación de manera distinta, en función de sus principios, sus intereses y sus expectativas, lo que permite a Moore reflexionar sobre todo ello.
No se puede negar la tremenda influencia de “Watchmen” en el mundo del cómic, ya que después de su publicación empezaron a surgir historias de temática y estética sombrías, algunas de ellas protagonizadas por personajes ya clásicos. Sirva de muestra el Batman de “El Señor de la Noche”, guionizado por Frank Miller, el mismo de “Sin City” y “300”. El ejemplo más reciente lo tenemos con Marvel y su saga Civil War, en la que los superhéroes deben registrarse y abstenerse de hacer uso de sus dones, a no ser que trabajen para el Gobierno, recordando enormemente al ya mencionado Acta de Keene. Una premisa parecida sirve también de base para la primera película de la saga “X-Men”. Y ya que nos metemos en el mundo del cine, tendremos que hablar de la largamente esperada aunque inevitable adaptación cinematográfica de “Watchmen”.
El proyecto para llevar “Watchmen” a la pantalla se inicia en 2001, por obra y gracia de la Universal, a la que la Warner, poseedora de los derechos para el rodaje de cualquier adaptación de DC Comics, cede semejante honor. El primer ocupante de la silla de director es Terry Gilliam, con el que se baraja vagamente la idea de rodar una miniserie de televisión. Sea como fuere, Universal pierde interés y la Sony, a través de su filial Revolution Studios, toma el relevo. Ya ha quedado claro que se rodará una película para la gran pantalla, y empiezan a sonar nombres de actores como Sigourney Weaver y Daniel Craig, tras haber sustituido a Terry Gilliam por Darren Aronofsky. El proyecto se vuelve a trabar, Aronofsky pide la cuenta, y la Paramount recoge el testigo de Sony. Paul Greengrass, el director de “United 93”, coge el toro por los cuernos, y alguien menciona el nombre de Jude Law para el papel de Ozymandias. Estamos en 2005 ya, y la Paramount se para a echar cuentas. Uffffff… Mira, que no, que no seguimos adelante. “Mu” caro. Paul Greengrass dimite, y nos plantamos en 2006. La Fox entra en escena, pero se raja enseguida.
Cinco años y un párrafo después, los derechos regresan a la Warner (vivir para ver), que decide esperar al estreno de “V de Vendetta” para evaluar si debe o no embarcarse en el rodaje de “Watchmen”. Tras el éxito de la película, la prioridad es encontrar un nuevo director, labor en la que invierten otro año para decidirse finalmente por Zack Snyder, artífice de uno de los mayores éxitos de 2007 con “300” (de hecho, Snyder “coló” una prueba de imagen del vigilante Rorschach en uno de los trailers de esta película). El rodaje comienza por fin en el segundo semestre de ese mismo año, para concluir a principios de 2008 y dar paso al proceso de post-producción, que dura aproximadamente un año, durante el que se nos ha ido abriendo el apetito con una serie de trailers bastante esperanzadores. Ahora estamos en 2009 y, tras ocho años de laberinto y un pleito de última hora Fox vs. Warner resuelto en los despachos, “Watchmen” llega por fin a nuestras pantallas.
El reparto está compuesto por Malin Akerman, Billy Crudup, Matthew Goode, Jackie Earl Haley, Jefrrey Dean Morgan y Patrick Wilson en los papeles de Laurie Juspeczyk, Dr. Manhattan, Ozymandias, Rorschach, el Comediante y el Búho Nocturno. En un papel secundario, como madre de Laurie, podemos ver a Carla Gugino. Dirige Zack Snyder, el mismo de “300”.
En esta sección hemos hablado más de una vez del rechazo perenne que muestra Alan Moore hacia todas las adaptaciones cinematográficas de sus obras. Viendo las más vulgares, “La Liga de los Hombres Extraordinarios” y “Desde el Infierno”, uno tiende a comprenderle. “Constantine” es una película normalita, así que ni suma ni resta, y “V de Vendetta” es una adaptación fiel hasta cierto punto, pero una excelente película, así que llegados a este punto dejamos de hacerle mucho caso al autor.
Sin embargo, “Watchmen” supera a todas las anteriores con holgura, siendo la más fiel adaptación de las obras de Moore, y una de las más fieles de la historia del cine, a la altura de “Sin City” o “300”. Bien es cierto que, a pesar de las dos horas y media largas de película, no queda más remedio que meter la tijera por algún lado, de modo que algunas subtramas se aligeran bastante, como la relación entre Laurie y su madre, o la del psiquiatra que estudia el caso de Rorschach. También se queda fuera el relato metaficticio del Navío Negro, y se altera ligeramente el final del cómic, pero hay aportaciones muy interesantes, como la estupenda secuencia de los créditos iniciales, o el acertado uso de canciones míticas, como “Unforgettable”, “The times they are a-chagin’”, “The sound of silence” y “All along the watchtower”.
Tanto esmero en la recreación del cómic puede pasar factura a algunos espectadores, sobre todo a aquellos que no hayan leído la historia original, quedando despistados ante la continua sucesión de hechos y flashbacks (a veces con un uso posiblemente abusivo de la cámara lenta), pero no por ello van a tener la sensación de encontrarse ante una mala película. De hecho, el trabajo de Jackie Earl Haley en el papel de Rorschach es impresionante, aunque gran parte de culpa le corresponde al perfecto doblaje de Salvador Aldeguer (el Murdock de “El Equipo A”), ya que el actor oculta su rostro tras una inquietante máscara que parece tener vida propia.
En resumen, estamos ante una de las películas más esperadas de la temporada, que para variar (¡por fin!) responde a las expectativas creadas y sigue la senda abierta el verano pasado por “El Caballero Oscuro”, demostrando que, digan lo que digan, se puede hacer cine comercial de calidad.
© Zineman
Etiquetas: Cine
4 Comentarios:
Me gustaría comentar un aspecto importante respecto a la película watchmen.
Estoy de acuerdo en la mayoría de tus comentarios. Ahora bien, creo que las obras históricas, y hablo de obras literarias, se han de valorar dentro de una serie de sistemas de estudio, como su momento histórico, su momento cultural, etc. Es necesario, para poder valorar la película en todos sus ámbitos, tener un contexto claro del cómic, de su momento y su aportación. Pero esto pasa igualmente cuando uno lee "El conde lucanor" o "El poema del mio cid". Es preceptivo tener clara la época de composición y otros aspectos.
A mí la adaptación cinematográfica me parece muy acertada, respeta los tiempos del comic, y desde luego los largos créditos con imágenes del mundo que se quiere representar junto a "los tiempos están cambiando" de bob dylan, hacen que la cosa prometa. La esencia filosófica del comic yo creo que queda reflejada correctamente en la película, porque el comic , tras doce números y muchas piezas encajadas, resume su mensaje en algo tremendamente profundo.
Así todo, creo que han dejado de lado , para mí, una de las relaciones claves de la obra. Clave porque refleja 23 años atrás, lo que se esperaba de las relaciones personales. La relación del quiosquero con el chico lector de comics, para mí, siendo una línea menor de la obra, es imprescindible para entenderla correctamente. ¿Por qué?. Pues porque es tan importante el mensaje filosófico principal como la idea que se quiere plasmar del deterioro de las relaciones personales que subyace en la obra. Y la máxima representación de esa visión, justo su punto esperanzador, es la relación entre el vendedor de revistas y el chico.
Aún así la obra cinematográfica cumple mis expectativas más recónditas 23 años después de crecer con Watchmen dentro de mi mochila.
Saludos
En efecto, la pareja formada por el quiosquero y el chico que lee el cómic no aparece en la película, aunque con toda seguridad se debe a la eliminación del relato del Navío Negro. De hecho, voy un poco más allá que tú y recalco el paralelismo de esta historia con la trama principal, ya que varios de los protagonistas pasan por una experiencia similar. Por lo tanto, coincido contigo en que es una parte importante de la película. De hecho Zack Snyder quería incluirla, rodada con la estética de "300". Sin embargo, limitaciones de presupuesto y de tiempo (nos íbamos a 3 horas) le han obligado a dejarlo aparte.
Digo aparte porque se ha rodado un corto de animación con la historia del Navío Negro, en el que supongo que se incluirá al chico y al quiosquero en imagen real, y que se estrenará en DVD en pocas semanas. Es más, no me extrañaría que en el futuro se lanzase una edición extendida en DVD de "Watchmen", con el corto integrado en la película.
Un saludo.
Si aparecen en la secuencia de la explosión. Respecto a la secuela he oido que van a sacar un dvd de 4 horas de duración.
Buena parte de las canciones aparecen porque en el comic, aparecen citas de las mismas. (No se si todas, tendría que revisarlo, pero desde luego de alguna).
Shhhhhh... Cuidado con los spoilers.
En efecto, al final de cada uno de los doce números del cómic aparece una cita, que en algunos casos corresponde a la letra de una canción:
CAPÍTULO 1 - A medianoche, todos los agentes y seres sobrehumanos salen y ajustan cuentas con quienes saben más que ellos. Bob Dylan
CAPÍTULO 2 - Y me levanto al romper el alba, aunque me duela el corazón. Debería hacer un brindis por los amigos ausentes, en lugar de estos comediantes. Elvis Costello
CAPÍTULO 3 - El juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo? Génesis 18, 25
CAPÍTULO 4 - El desencadenamiento del poder del átomo lo ha cambiado todo salvo nuestra forma de pensar... la solución a este problema está en el corazón de la humanidad. De haberlo sabido, me habría hecho relojero. Albert Einstein
CAPÍTULO 5 - Tigre, tigre, de ardiente brillo, en la selva de la noche, qué mano, qué ojo inmortal pudo trazar tu aterradora simetría. William Blake
CAPÍTULO 6 - No luches con monstruos o te convertirás en monstruo. Y si miras al abismo, el abismo te devolverá la mirada. Friedrich Wilhelm Nietzsche
CAPÍTULO 7 - He venido a ser hermano de dragones y compañero de búhos. Mi piel se ha ennegrecido y se me cae. Y mis huesos arden de calor. Job 30, 29-30
CAPÍTULO 8 - En Hallowe'en, los viejos fantasmas nos rodean y hablan con algunos; los demás son sordos. Hallowe'en. Eleanor Farjean
CAPÍTULO 9 - Por lo que sabemos, el único propósito de la existencia del ser humano es encender una luz de conocimiento en la oscuridad de la mera existencia. C.J. Jung, "Recuerdos, sueños, reflejos"
CAPÍTULO 10 - Fuera, a lo lejos, un gato salvaje rugió, dos jinetes se acercaron y el viento empezó a aullar. Bob Dylan
CAPÍTULO 11 - Me llamo Ozimandias, rey de reyes. Ved mis obras, Seres poderosos, ¡y desesperaos!. Ozimandias, Percy Bysshe Shelley
CAPÍTULO 12 - Sería un mundo más fuerte, más fuerte y hermoso donde morir. John Cale
CITA FINAL:
Quis custodiet ipsos custodes. ¿Quién vigila a los vigilantes?
Juvenal, Sátiras, VI, 347
Epígrafe del informe de la Comisión Tower, 1987.
Un saludo.
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